• 02/06/2013 02:00

Objetividad vs imparcialidad

El tema que tratamos la semana pasada sobre la objetividad, motivó algunas reacciones y comentarios de nuestros lectores. Es un referent...

El tema que tratamos la semana pasada sobre la objetividad, motivó algunas reacciones y comentarios de nuestros lectores. Es un referente muy amplio y aunque tiene más de dos siglos de haberse constituido como herramienta del quehacer, aún se discute sobre su conveniencia como modelo para alcanzar una reproducción de la realidad en el texto informativo y su consecuente efecto en la audiencia al conocer los hechos relevantes.

El profesor René Hernández nos hizo llegar su opinión y se apresuró a esbozar que el concepto de objetividad cayó en desuso hace mucho tiempo, pues constituye ‘la prehistoria del periodismo’. El académico sustenta su punto de vista al establecer, que aquel término ha sido reemplazado ‘por la imparcialidad, el balance y la justicia informativa’.

De acuerdo con este enfoque, Hernández considera que: ‘Uno puede tener un informativo donde solo redacta y publica noticias de lo que hace la oposición; en ese peregrinar, no hay inclinación, no se mete el sujeto dentro de la noticia, pero, el público quedará con la sed de escuchar la otra versión’.

Y para demostrarlo, utiliza un ejemplo del tratamiento noticioso de un caso de una dama violada donde concluye que el trabajo periodístico satisface los intereses del medio y llena los titulares y espacios, pero al final el público queda con la insatisfacción de tener diferentes versiones, pues la nota se ha basado en las declaraciones de la afectada. Aquí dice, ‘el equilibrio, el balance, la imparcialidad, fueron olvidadas’.

Diversos autores han analizado las perspectivas empleadas en la redacción para llevar a la comunidad aquello que surge y que motiva el interés para los diferentes balances. Javier Darío Restrepo apunta, que es ‘una pretensión tan desmedida como la de apri sionar el reflejo de las aguas de un río, que en un instante son y en el siguiente dejan de ser. Sin embargo, esa objetividad es la garantía que el lector busca para poder creer’.

La Enciclopedia de la Comunicación expone que es la ‘Obligación que debe asumir el periodista al redactar una información evitando al máximo reflejar su opinión al respecto, limitándose a contar los hechos tal y como han sido’.

Mientras que Víctor Ego Ducrot, profesor argentino, director de la Agencia Periodística del Mercosur (APM) es más ecléctico; ‘los ejes objetividad-subjetividad, parcialidad-imparcialidad, resultan fundamentales en cualquier análisis serio en torno al periodismo’.

Para César Mauricio Velásquez de la Universidad de La Sabana en Colombia, ‘... en vez de asumir la ‘objetividad’ que el modelo liberal ha querido imponer, el periodista debe aspirar y con su actuar ratificar ser honesto, responsable y veraz, o como diría la periodista y escritora catalana Maruja Torres: —No hay que hablar de objetividad, porque no existe, hay que hablar de honradez—’.

En un trabajo sobre este tema se menciona un criterio de Luis Núñez Ladeveze, quien se plantea que ‘es frecuente confundir a la imparcialidad con la asepsia’, que es donde el periodista actúa de manera neutral, fría, sin pasión. Y agrega: ‘el problema estriba en que la información no es imparcial’.

Alina Perera, del diario Juventud Rebelde que se edita en Cuba, luego de analizar los dos conceptos que motivan estas líneas, llegó a la conclusión que ‘la imparcialidad y la objetividad son mitos, espejismos’.

Y ella sustenta sus convicciones, ‘la profesión que nos ocupa persigue, desmonta y refleja determinadas verdades, o las falsea, o las fabrica, según las intenciones de sus artífices, a quienes, por mucho que se esfuercen, les resultará imposible ser imparciales, mucho menos ahora, cuando los telones de fondo son tan convulsos y el mundo está polarizado como nunca antes...’.

Existe una amplia bibliografía y escritos que comparan y hurgan en estos dos términos; en algunos casos para matizarlos, cuestionarlos y rescatar nuevas acepciones para explicar la forma que adquiere el texto informativo para reducir las implicaciones humanas tan naturales en el proceso de confección de escritos y por tanto reproducción de la realidad.

Tan solo el manual Elementos de periodismo concluye que se trata de un asunto de carácter; mientras que Gaye Tuchman expone la necesidad que los periodistas se amparen en este instrumento y aduce que constituyen ‘procedimientos rutinarios’. Por su parte, Abraham Santibañez tiene la impresión que ‘es una meta deseable que se apoya en la práctica de buscar la verdad’.

El concepto objetividad, no es un fin en sí, como pareciera entreverse en la vieja concepción de los diarios anglosajones. Es mencionado por Eli de Gortari al definir la ciencia como la explicación de la realidad, que se hace a través de una descripción de las diversas formas en que se manifiestan los procesos existentes, distingue las fases sucesivas y coexistentes y desentraña sus enlaces internos y con otros.

Según este criterio, esa explicación logra representar las formas de existencia de los hechos y como ellos constituyen ‘el reflejo mental producido por’ fenómenos conocidos y explicados; es que ‘pueden ser comprobados por cualquier sujeto y que se les puede verificar en todo momento’. Este panorama que él concibe sobre la ciencia, creemos que se aplica a la configuración cotidiana de la noticia.

Este es el principio sobre el que se sustenta una concepto de objetividad que trasciende el fin mercantil detrás de la noción expuesta hace dos siglos por las empresas editoriales, para considerar que la información debía respetar o rendir un culto aséptico a los acontecimientos que originaban el oficio periodístico.

En la actualidad, el modelo de retroalimentación y la presencia activa y no una práctica de ‘receptor’ del público, obligan a reorganizar los principios sobre los que descansa el quehacer, pues existe una reacción inmediata, la crítica cuando la noticia elaborada por un reportero no cumple con los ingredientes de objetividad que pudiera esperarse en una nueva perspectiva de la realidad informativa de la sociedad.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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