• 02/10/2025 00:00

Crítica literaria: La profecía del profesor

[...] la nueva novela de Brown, de 61 años, no decepciona. Si, creo que su talento como contador de historias intelectuales ha declinado, como el mismo autor admitió en su presentación

El 9 del noveno mes tuve la dicha de asistir a la primera estación en el tour literario del lucrativo escritor americano de “El código Da Vinci”, Dan Brown. Ante una sala repleta de fanáticos en la gran sucursal de Barnes & Noble en Union Square en Nueva York, el escritor con más de 250 millones en ventas describió sus motivaciones para escribir esta novela, la cual comenzó hace unos 8 años, justo después del fallecimiento de su madre.

Como un innato curioso y autodidacta, el entristecido Brown se preguntó ¿su madre ha desaparecido totalmente o será posible que su conciencia todavía exista en otra dimensión? Como el ser humano, biológicamente, está limitado por sus sentidos, ni vemos o escuchamos todas las frecuencias de luz o sonido, quizás exista otra dimensión que no podemos ver.

Para esto, Brown no buscó explicaciones en la religión ni en un monasterio tibetano. Él fue a centros de investigación científica a estudiar los experimentos que se hacen en el tema con resultados que le hicieron reaccionar “’’¡esto es imposible!”. Pero mientras más investigaba, Brown se convencía de que sí existe algo único y especial en la mente humana, un poder que todavía no ha sido entendido. Brown explicó, como cuenta en la novela misma, sobre casos de experiencias extracorporales y las cercanas a la muerte (ECM) que usa como temas centrales en su nueva obra.

Recalcando en varias ocasiones que su principal motivación es que sus lectores “se diviertan”, (como si sus novelas fueran un crucero por el caribe), Brown enfatizó su “respeto” por el tiempo de sus lectores, por lo tanto, se toma años en producir una obra destilada, sin ninguna palabra innecesaria. Como lector de sus ocho novelas, sería muy difícil encontrar alguna escena o capítulo innecesario. Pero Brown sí tiene una tendencia didáctica, como si escribiera para Wikipedia. Por otro lado, Brown confesó haber crecido en un hogar en que la “diversión” era aprender y resolver acertijos que sus padres les dejaban a él y su hermano menor. O sea, la definición de “diversión” varía mucho en la familia Brown de Nuevo Hampshire.

La trama de esta nueva novela de casi 700 páginas, titulada ostentosamente en su nativo inglés como “El secreto de los secretos”, (y extrañamente en español como “El último secreto”) transcurre en menos de un día en Praga, con su mapa decorando las contraportadas. Brown destacó que le agrada convertir a la ciudad en uno de sus protagonistas, así como hizo con Washington D. C. en “El Símbolo Perdido” y con Barcelona en “Origen”. Al querer escribir sobre el místico tema de la conciencia humana, su decisión de ubicarla en Praga fue bastante obvia.

El talento de Brown se siente en su condensada e intelectual estructura. Brown recrea al profesor de iconología religiosa y simbología de Harvard, Robert Langdon, debutado en su novela del año 2000, “Ángeles y Demonios” (protagonizado por Tom Hanks en las dos producciones cinematográfica hasta hoy), posicionándolo románticamente con su personaje de su otra novela, “El Símbolo Perdido”, la Dra. Katherine Solomon. En esta ocasión la intelectual pareja se encuentra en un lujoso hotel de la capital checa, el cual, me atrevo a asumir, acogió a Brown durante su larga investigación literaria. Como una experta en la conciencia humana, Solomon dio una conferencia sobre la conciencia justo después de haber mandado a su editor en Nueva York (la misma publicadora de Brown) el único borrador de su primer libro con unas impactantes conclusiones sobre la conciencia humana. La doctora Solomon es una científica noética, ciencia que estudia la naturaleza de la conciencia y cómo se relaciona con el mundo físico, justo lo que Brown investigó después de perder a su madre.

A la mañana siguiente de la exitosa conferencia, extraños fenómenos hacen que la pareja se separe, preocupados cada uno por su seguridad. Paralelamente, su manuscrito es robado de los servidores del editor, al mismo tiempo que un extraño personaje local asesina a una importante científica colega. Al continuar la trama, aprendemos sobre un proyecto secreto subterráneo, fundado por una importante agencia de seguridad. En el camino para salvarse a sí mismo, a su novia y a su robado manuscrito, Langdon se involucra en un desastre diplomático que incluye a la policía local y que lo lleva de un lado a otro de la ciudad, resolviendo enigmas y salvándose de la muerte en el último segundo, curioso siempre por descubrir al asesino.

Por una parte, la trama es intensa e interesante. Por otra, la novela parece en partes como una charla de TED o un panfleto turístico. Describiría a “El último secreto” como una novela para aquellos que aprecian nuevos e increíbles conocimientos, combinados con una escritura algo kitsch y en ocasiones predecible, pues, por más que Langdon esté en peligro, sabemos que sobrevivirá. Los libros de Brown se caracterizan por un lenguaje tradicional, simple y directo, lo que añade a su atractivo internacional y comercial, sin siquiera intentar contender para un Nobel en literatura.

En resumen, la nueva novela de Brown, de 61 años, no decepciona. Si, creo que su talento como contador de historias intelectuales ha declinado, como el mismo autor admitió en su presentación. Aun así, su capacidad para entretener sigue vigente al exponer temas novedosos de forma estructurada que dificultan al lector dejarlo de leer, preguntándose al final de cada capítulo: ¿qué pasará ahora?

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