Los dos discursos

Hace unos meses el presidente Ricardo Martinelli nos dio una buena noticia al hacer su mea culpa por el tratamiento dado a sus adversarios políticos. Nada de insultos. Más bien los consideraba sus amigos. Para muchos, ese cambio de actitud correspondía a su madurez dada su poca experiencia en el difícil arte de hacer política, para el cual se requiere una alta dosis de tolerancia. Pero el negarse a firmar el pacto ético que sugirió la Iglesia Católica fue indicio de malos presagios. En efecto, en su último discurso volvió, sin motivo aparente, a arremeter contra los opositores al calificarlos de ‘sabiondos’. ¿Por qué ese súbito cambio? ¿Se avanza, con la utilización de esos epítetos, en la solución de la grave crisis por la que atravesamos los panameños, para lo cual se requiere del concurso de todos? Señor Presidente: llame a la concordia, que el país puede colapsar.