Huecos, baches o alcantarillas sin tapa ponen en riesgo a los conductores que transitan por las deterioradas carreteras de Panamá, bajo lupa con una nueva...

Panamá en las últimas décadas se convertido en un imán para la inversión extranjera. Nuestra ubicación estratégica, sistema financiero y flexibilidad para las multinacionales ha facilitado el ingreso de eso capitales. Una inversión que llega al país a pesar de la graves falencias en formación de personal, las fallas institucionales, corrupción y la cada vez más creciente inestabilidad sociopolítica por los problemas no resueltos a la población. Pero, aún con esas deficiencias, Panamá es atractivo para la inversión, lo que demuestra el potencial que se tiene y que no ha sido explotado. El problema de fondo tiene que ver con la falta de una visión del desarrollo nacional, que priorice inversión que realmente traiga progreso social y económico, no solamente dinámicas extractivas e inversiones que se instalan como enclaves sin contar con las comunidades. ¿Por qué solo debemos pensar en inversión de monoproducción? ¿Dónde están los estudios que sustentan las políticas públicas a corto y largo plazo? Panamá no puede seguir siendo solo plataforma de negocios para otros. Necesita inversiones que fortalezcan su tejido productivo, impulsen innovación local, respeten el medio ambiente, impulsen al empresariado nacional y generen empleos dignos.