Así se vivió el emotivo funeral del papa Francisco. El evento reunió a mas de 200.000 personas en la Plaza San Pedro, con la presencia de 130 delegaciones...
Hace unos días, el escritor peruano Mario Vargas Llosa anunció su retiro del “columnismo” y escribió en El País de España, la última pieza de “Piedra de Toque”. Vargas Llosa encarna ese escritor que también se inserta en las realidades del mundo y expresa su manera de pensar para guiar a sus lectores. Polémico y variante en algunas ocasiones, como esa de ser un joven convencido de las ideas socialistas de la revolución cubana de Fidel Castro, que luego fue su gran desilusión. “El único consejo que transmito a los jóvenes que se inician como escritores en la prensa diaria: decir y defender su verdad, coincida o discrepe con lo que el diario defiende editorialmente”, expresó en su última columna. Mario Vargas Llosa representó ese columnista de reflexión crítica que orientó desde su columna a miles de personas. Una de sus famosas columnas se la dedicó a la ex primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, titulada “Elogio a la Dama de Hierro”, pero en otras causó polémica como cuando escribió “Nuevas inquisiciones”, donde aseguró que el peor enemigo de la literatura era el feminismo”. Vargas Llosa representó el verdadero columnista, ese que analiza la situación y a través de su pluma guía en lugar de usar el espacio para martillar como militante, para adular o para tirar alfombras rojas a pelafustanes. Esos son los columnistas, como Vargas Llosa, los que necesitamos que afloren, porque a través de la columna se filosofa sobre el país y el mundo, convirtiendo la escritura en un verdadero faro para la sociedad y no en un espacio para dividir a los países. ¡Así de simple!