El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, convocó este jueves a una jornada de alistamiento de las “fuerzas milicianas” durante el fin de semana, en...

Mientras el gobierno central aprieta el presupuesto en nombre de la contención del gasto, la Dirección General de Ingresos se quedó corta en su meta: no logró recaudar 875 millones de dólares previstos para los primeros seis meses del año. Las finanzas públicas son, en esencia, una balanza de ingresos y gastos, de la cual dependen los recursos que financian los servicios estatales para todos los panameños. Urge atender ambos lados de la ecuación: por un lado, aumentar la recaudación y reducir la evasión tributaria; por el otro, agilizar el aparato estatal y depurarlo de gastos innecesarios. La administración del presidente José Raúl Mulino ha tomado pasos en la dirección correcta, pero queda mucho por hacer. Contar con una planilla de funcionarios competentes y capacitados puede ahorrarnos los millones de dólares que cada año se destinan a costosas consultorías. Debemos formar y fortalecer al servidor público, no demonizarlo; respetar su labor y su experiencia es clave para retener talento en lugar de depender de terceros. La burocracia es, en última instancia, el poder del escritorio. El gobierno debe ejercer sabiduría y justicia al distribuir ese poder, y la ciudadanía, por su parte, debe exigir que quienes lo detentan cumplan con el más alto estándar: servir a la patria.