No solo falsos, perversos “ídolos”...

Adjetivos de toda índole se han utilizado para referirse al escape de un penal de su país de un peligroso narcotraficante mexicano. Muy preocupante es que son adjetivos que parecen encerrar cierta admiración por el plan fraguado aparentemente con la colaboración de quienes debieron asegurarse de que se mantuviera a buen recaudo, lo cual no es garantía de que no siguiera manejando su ‘negocio de muerte'. Pues, se sabe que los centros penales se convierten en el de operaciones de estos ‘señores' que logran comprar las conciencias de gente de los estamentos de seguridad, tan malsana como ellos. Debe causar preocupación que una persona que comercia con la vida de otros, además de la crueldad ‘natural' de ese mundo de las drogas ilícitas, genere reacciones que se asemejan a la admiración, casi glorificación. Porque, en vez de condenar al sujeto en cuestión por los delitos que lo llevaron a la cárcel y su nuevo delito de fuga, hasta en series cómicas se le incluye y se hacen estudios de su efecto en las redes sociales y profusamente califican como ‘extraordinario', ‘increíble', ‘impresionante' su escape; y a él le llaman ‘líder', ‘jefe'. Un mundo a la inversa que da realce a quienes deben ser sepultados bajo la gravedad de sus crímenes.