Justicia, certeza del castigo...

Como lo señaló el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa, ayer en la Cita Eucarística, y se ha estado demandando todos estos meses, lo que la sociedad panameña espera es que se haga justicia que, respetando el debido proceso, se persiga la corrupción y haya certeza del castigo. Esa certeza del castigo es lo que garantizará en gran medida que —además de que los, aún ‘supuestos', infractores de ayer reciban lo que se merecen por atentar contra el Estado— mañana serán menos los que se arriesguen a obtener beneficios particulares de los dineros y bienes del pueblo, mediante actos de corrupción. La sociedad no quiere venganza, quiere justicia, misma que no se limita a que devuelvan los dineros mal habidos. Deben rendir cuentas, ser sancionados. Porque, entonces, ¿de qué justicia se habla? Lo devuelven, si los atrapan; y, ¿si no los atrapan?; además, ¿seguro que lo devuelven todo? Ya no estamos en los días de la patria boba. No pretendan seguir abusando de la buena fe del pueblo. Cuidado que la indignación sube y se desborda...