Imprudencia

Primero fue la vestimenta que empezó a utilizar el presidente Martinelli que, si bien lo hacen ver un hombre sencillo, en ciertos lugares u ocasiones la desentona con la majestuosidad del cargo que representa. Ahora el presidente nos sorprende con declaraciones imprudentes que dejan mal a todo el país. Es obvio que sus actuaciones espontáneas tienen que analizarse a profundidad. Es labor de sus asesores lograr que Martinelli comprenda que no representa solo a su familia o a determinado grupo empresarial; es el presidente de Panamá y por lo tanto nos representa a todos. Y cada vez que “mete la pata”, nos arrastra a hacerlo con él. No será el primero ni el último en el uso de los discursos escritos por expertos. Esto es preferible a una imprudencia en el campo diplomático. Ojalá todo este incidente con los palestinos se supere sin mayores problemas y sirva de experiencia al inquilino del Palacio de Las Garzas.