El descanso dominical

La idea de quitar el domingo como día obligatorio de descanso no tiene cabida en este momento, y así lo ha entendido el presidente Martinelli, al anunciar que no va. No se trata de una terquedad de unos cuantos sindicatos retrógradas que no piensan en el futuro del país. Tampoco es cuestión de negarse ir al debate, sino de confianza. El debate ya se planteó y la propuesta perdió por calle, porque el pueblo desconfía de las bondades económicas que promueve. Los trabajadores saben que ese ha sido el cuento, el caramelo envenenado que siempre le enseñan. Pasó con las reformas a la CSS en el 2005 y ya el gobierno habla de que el dinero no alcanza y que las finanzas de la CSS están en déficit. ¿No se prometió que las reformas resolvían ese problema? Con el domingo, la gente está arisca porque siente que le tocan su bolsillo. Para que una propuesta como ésta cuaje, el gobierno primero debe generar confianza.