Diálogo eficaz

EL diálogo que acaba de comenzar para analizar la polémica Ley 30 es —aparte de un contenedor de la crisis— un buen punto de partida para encarar otros problemas futuros. Por los indicios que ha manifestado, por ejemplo, la explotación de los yacimientos mineros es un tema de agenda del actual gobierno. El problema estriba en que una gran parte de nuestra sociedad está en desacuerdo con su explotación, porque la riqueza que generará es comparable con una llamarada de capullo. Cabe entonces preguntarse si el Gobierno lo impondrá de todas maneras. Es obvio que para evitar este problema, el diálogo debe llevarnos a concluir si los panameños estamos de acuerdo o no con explotar estos recursos. En pocas palabras, la Mesa de Diálogo es una instancia que puede ayudar enormemente al Gobierno a que tome decisiones bien analizadas. Es una bonita oportunidad para hacer patria. Ojalá el conflicto no sea el que se imponga.