Una terquedad

Salvo el partido oficialista , ningún otro sector beligerante de la sociedad panameña aprueba la forma como el gobierno pretende imponer la Sala Quinta. Retrotrayendo el tema a 1999, cuando Pérez Balladares también la impuso, su vigencia no duró más que un par de meses, cuando el gobierno Moscoso la derogó. Y justo lo hizo porque la Sala Quinta no goza del respaldo de la sociedad y, por tanto, cada vez que ha tenido vida no ha tenido legitimidad. Por eso no entendemos la terquedad del Ejecutivo ni la subordinación del Legislativo. Y como escribió alguien hace unos años, ‘va a ser muy difícil explicar al país que la Asamblea Nacional, antes de atender la reforma del sistema de salud pública, el transporte público y los necesarios ajustes para brindar más seguridad, dedique tiempo y esfuerzo a resucitar apresuradamente una Sala Quinta que aporta nada a la solución de los grandes problemas y ni siquiera mejora la protección de las garantías fundamentales de los ciudadanos’.