14 años después

El partido oficialista Cambio Democrático cumple 14 años. Es el más grande del país, con 483 mil adherentes. Tres mil más que el opositor PRD. Pero su membresía es epicentro de análisis y controversias. Se formó de fusiones forzadas y ‘negociadas’. El vicio del transfuguismo es su peor etiqueta de presentación. Pero se ufana de sus números, y estando en el poder el atractivo es incuestionable. El partido tiene un fuerte sello personal de su fundador, actualmente presidente de la República. Pero a pesar de la gran burbuja de inscripciones, Cambio Democrático atraviesa por una crisis de credibilidad y confianza a nivel nacional. Sus dirigentes deben comprender que la sociedad espera que CD reafirme los procesos de redemocratización del país iniciados tras la invasión del 89. En ese histórico esfuerzo se unieron todas las fuerzas políticas del momento, nuevas y tradicionales. Nada debe alterar esa tendencia y este debe ser el postulado real de CD si quiere garantizarse una membresía sólida. De lo contrario, lo pagará caro, esa cantidad de nuevos miembros que se le unió, no dudaría en abandonar el partido una vez deje el poder. ¿Estará CD consciente de esta realidad?