Nuevo defensor

Lejos de luchar adecuadamente por los derechos humanos de la sociedad panameña, la Defensoría del Pueblo se ha visto inmersa en una serie de escándalos en los últimos años que, indudablemente, han debilitado su institucionalidad. Y el principal culpable de todo esto es el Legislativo, porque no ha mirado con luces largas y, en su lugar, ha impuesto vía aplanadora oficialista, personas allegadas al gobernante de turno. No es que no encuentren panameños capaces de administrar como debe ser la Defensoría del Pueblo. Lo que pasa es que la persona que designan siempre es una que garantice no "atentar" contra los intereses gubernamentales del régimen del momento. Es decir, la elección no está basada en la capacidad que tiene el o la aspirante para defender al pueblo, si no en cuánto protegerá al régimen, lo que evidentemente distorsiona la misión de esta entidad. Hoy los diputados tienen una nueva oportunidad de escoger a una persona que cumpla el verdadero papel que corresponde en la Defensoría del Pueblo. Ojalá nos sorprendan con alguien que ponga los intereses del pueblo por delante de cualquier interés partidista o particular.