Asamblea improductiva

Nuestro Órgano Legislativo ha venido sufriendo continuo deterioro a partir de la recuperación de la democracia en 1990. Cada cinco años, la calidad de los diputados es más precaria y la productividad, más baja. No hay debates de calidad ni de fondo. La politiquería ha desfigurado la función que están llamados a cumplir, y muchos, han abandonado el hemiciclo legislativo para dedicarse a hacer campaña política con base en otorgar dádivas y prebendas a los electores. La Asamblea nos cuesta demasiado a los contribuyentes. Su presupuesto ha ido creciendo cada año y no se puede justificar la cantidad de personas que allí devengan un salario. Cambiar la calidad de quienes llegarán depende de cada elector. Es la fuerza de nuestro voto la que puede hacer la diferencia.