Día del Maestro

P asan las hojas del calendario y cerramos el mes que dedicamos a las celebraciones patrias para abrir el de las festividades de fin de año. El primer día de diciembre lo dedicamos a celebrar a los que día a día, con vocación y empeño, van forjando a las nuevas generaciones desde el aula de clases. Allí, no solo se transmiten conocimientos, sino valores y principios. Esta fecha no debe pasar desapercibida, porque amerita una reflexión profunda la relación confrontacional que, los últimos años, ha primado entre los gremios magisteriales y las autoridades. Los grandes retos que se tienen por delante en el proceso enseñanza-aprendizaje exigen la participación entusiasta de todos los sectores. Las graves denuncias que han acaparado la atención durante las últimas semanas, que obligan la investigación de altos funcionarios que abusaron de sus posiciones de poder, lo que implican es un deterioro mayúsculo de esos valores y principios que, si bien se enseñan primeramente en casa, son los maestros y profesores los que deben reforzarlas desde las escuelas y colegios a lo largo y ancho del país. Veamos con esperanza este Día del Maestro, esperanza en que tengan las condiciones adecuadas y el compromiso abnegado de servirle a Panamá educando a las futuras generaciones.