Racionalidad en salud pública

La medicina occidental está íntimamente ligada a los intereses del capital financiero internacional, centrado en la medicina curativa, o sea, en la atención de la enfermedad. Detrás de la industria armamentista está la farmacéutica. Para nosotros, país con una deuda externa astronómica, lo urgente e inaplazable es definir una política nacional de salud, en el contexto de un Plan Nacional de Desarrollo que facilite implementar un nuevo modelo de atención, orientado a la promoción de la salud y a la prevención de enfermedades. Ya no hay tiempo para improvisación ni para negociados con la construcción de hospitales; es hora de superar el paradigma de la medicina curativa, por obsoleto, contraproducente y oneroso. Debemos reemplazar los esquemas centrados en la enfermedad y optar por la racionalidad de la inversión costo-eficiente, característica de la atención primaria; igualmente debemos reorganizar la población en circunscripciones geográficas que permitan definir los distintos perfiles epidemiológicos; descentralizar la asignación de los recursos y reestablecer el médico de cabecera. Urge promover la participación de la población, de manera organizada, en los planes y programas de salud; el papel de la comunidad receptora solo sirve para perpetuar las condiciones de inequidad. El saneamiento ambiental, la vigilancia epidemiológica y la evaluación, son imprescindibles para alcanzar el éxito.