El presidente de la República ha anunciado que va a privatizar el lago Bayano. Y según informaciones periodísticas,  éste ya tiene dueño. Cuando el Dr. Ernesto Pérez Balladares privatizó los servicios de luz y de telefonía, la población se indignó. Para muchos ese fue un grave error, pero analizándolo fríamente, podemos concluir que la humanidad vivió más de dos mil años sin esos servicios y no encontró obstáculo alguno para continuar viviendo. 
El tema del agua es diferente, porque jamás hemos podido vivir sin ella. No solo los seres humanos,  también  los animales mueren cuando no se obtiene este  líquido vital. Y decimos vital porque sin él no hay vida. 
Cuando un servicio público pasa al sector privado, hay ganadores y perdedores. Los ganadores son los empresarios que invierten en su desarrollo con el ánimo de lucro. La que pierde es la población, a la que  se le encarece la obtención de este líquido. 
En este tema, debemos recordar la ley de los semáforos. Hay al menos tres instituciones   en las que  se le tiene que poner luz roja al sector privado:  la salud, la educación y el agua. 
Ya se  habla de  indicios de que a las dos primeras se les está preparando la luz verde y a la tercera, ya se le dio. Hacemos un enérgico llamado al señor Presidente para que no incurra en un catastrófico error que puede llevar a la comunidad hacia una grave e irreversible crisis sanitaria. Contrate técnicos que conozcan el problema para que mejoren el acceso al agua dentro del sector público. Otorgárselo al sector privado sería el inicio de una cadena que terminará cuando todas nuestras fuentes hídricas pasen a manos privadas y no habrá tierra para enterrar a tantos muertos.

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