Educación pública...

La educación debería ser una prioridad del Estado, solo antecedida por la salud. Sin esta el desarrollo es imposible; urge definir el modelo de sociedad que requerimos para promover desarrollo con equidad social; además, en este contexto debemos concertar el contenido de la educación. Desafortunadamente, carecemos de una política nacional de educación concebida, planificada y ejecutada como parte de una estrategia nacional de desarrollo. Nada justifica relegar la educación pública, realidad objetiva traducida en una burocracia tan asfixiante como ineficiente; con una infraestructura en estado de franca calamidad; con un presupuesto de inversión irrisorio. Una labor fundamental, remunerada con salarios que apenas le permiten al docente rebasar la canasta básica; y a todo esto, con morosidad y vigencias expiradas por varios millones. En este escenario, lo inexplicable es que el reclamo de los educadores no hubiera ocurrido antes. José Daniel Crespo advirtió: ‘Los regímenes totalitarios se rigen por la creencia dogmática de que solo ellos están en posesión de la verdad y no aceptan siquiera discusión alguna de sus teorías o prácticas de Gobierno '. La educación nacional es un tema de Estado; la crisis demanda coherencia y sentido común, urgen seriedad, consciencia y voluntad de resolver; mantener el diálogo y respetar la palabra empeñada son indispensables.