Un 2016 convulsionado

Hoy culmina el 2016, un año de grandes repercusiones para Panamá. Nos ha dejado un país convulsionado y, lo que para algunos era motivo de risas porque creían que eran problemas particulares de unos pocos, han terminado aceptando que los papeles de Mossack & Fonseca, la Lista Clinton y la bomba de Odebrecht son ataques coordinados para desprestigiarnos. Por fortuna, ya hemos identificado la estrategia y solo necesitamos unir fuerzas entre todos los actores de esta sociedad y afinar una sola propuesta para enfrentar esos ataques. Panamá ha crecido en los últimos años y eso ha enfurecido a otros países grandes que persisten en mantener sus políticas desfasadas y de imposición. No podemos perder de vista que ya no nos ven como país pobre y mucho menos como un país débil. Panamá tiene una posición geográfica envidiable y tenemos que pararnos firmes para no dejarnos amedrentar. La educación es un pilar fundamental en nuestra sociedad y por eso necesitamos un giro en esa vía. Pensemos Panamá por los próximos cincuenta años. Este año que se va, también nos deja una gran lección: que si no nos unimos, perderemos todos. Hoy el escándalo es la corrupción y si no nos preparamos para el futuro, mañana nos escandalizará la pobreza mental de nuestra sociedad. ¡Trabajemos juntos por un Panamá democrático y justo, que sea ejemplo para el mundo!