Desarrollo pleno

Mientras nos desangramos buscando culpables sobre delitos de corrupción y, al mismo tiempo, maniobramos con la justicia para que siempre alcance al enemigo y no a todos por igual, dejamos a un lado lo que verdaderamente importa a Panamá: alcanzar el desarrollo. No se trata de no investigar a quienes lucraron de las arcas del Estado, sino de establecer metas concretas sobre lo que el país necesita. Esta meta tiene que ser lograr el grado de desarrollo pleno. Todo esto se consigue priorizando lo que hay que hacer: El cambio de elección de diputados circuitales a provinciales o nacionales; el cambio del período de los magistrados y su edad; el fortalecimiento de la educación pública por encima de la educación privada; fomentar la industrialización del país y el fortalecimiento de la educación superior para llevarla a estándares como los de países de primer mundo. Esto requiere un cambio de la política y la forma como vemos el país. Debemos dejar a un lado la politiquería y el juega vivo, donde se utilizan los medios de comunicación social para el logro de objetivos particulares por encima de los intereses nacionales. Tenemos que sentarnos todos en una mesa común y lograr compromisos para alcanzar las metas a corto plazo y que, en su conjunto, representen avances hacia el logro del desarrollo pleno.