• 03/04/2017 02:00

La tragedia venezolana

El proyecto chavista tenía múltiples objetivos: uno de ellos era servir de carnada para filiar a todos los radicales y anti-EE.UU.

Desde hace varios años la política que se desarrolla en nuestros países de América parece ser consecuencia de una estrategia para mantenerlos divididos y controlados por EUA. Con la caída de la Unión Soviética y el final de la Guerra Fría se pensaba que América Latina retomaría la búsqueda de la justicia social y la democracia iniciada por destacados dirigentes continentales, cuyos ideales tenían incluso repercusión en nuestro país con figuras ideológicas como Carlos Iván Zúñiga, socialdemócrata y Ricardo Arias Calderón del socialcristianismo. Sin embargo la política latinoamericana fue escenario de una absurda división patrocinada, al parecer, por EE.UU., al promover en Venezuela un régimen de izquierda radical desfasado de la realidad mundial, con el claro objetivo de crear una profunda división en la sociedad latinoamericana y ejercer así el control. El proyecto chavista tenía múltiples objetivos: uno de ellos era servir de carnada para filiar a todos los radicales y anti-EE.UU. de la misma manera como lo hacían desde la década del 70 Omar Torrijos y Noriega, este último confeso agente de la CIA. Otro objetivo era que Chávez protegiera el petróleo de la ‘revolución bolivariana' que era enviado a EE.UU. Ningún enemigo de EE.UU. atentaría contra el supuesto petróleo de ‘la revolución' que iba a parar al mercado de EE.UU. Pero había otro objetivo más siniestro: el negocio de las armas. Chávez le compraba armas obsoletas a Rusia y China y amenazaba de guerra a Colombia y este último país se armaba hasta los dientes con armas de EE.UU., lo que llevaba a un lucrativo negocio norteamericano. Descubierto el plan, queda ahora que nosotros actuemos. Tenemos toda la capacidad para hacer de nuestro destino un futuro mejor al margen de lo que ocurra en EE.UU. De nosotros depende.

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