Una ciudad amigable

La ciudad de Panamá fue creciendo y creciendo, pero pensada para los autos. La situación ha llegado al extremo de ser una ciudad hostil con el peatón. Aquellas grandes aceras se las comió la vía y lo poco que quedaba fue tomado por buhoneros para instalar sus tolditas donde venden de todo. Hoy, empero, hay una acción desde la Alcaldía para recuperar las aceras; hacerlas atractivas y acogedoras para residentes y turistas. Aunque la acción requiere de una fuerte inversión económica, esta es necesaria y urgente. Y más costoso siempre es no hacer nada y dejar que todo siga igual. Mas el empeño de la Alcaldía, también debe reflejarse en la distribución de las nuevas torres de viviendas que se erigen en la ciudad. Vemos quejas recurrentes y muy cimentadas de vecinos que se sorprenden con grandes moles donde no caben. El problema no es solo la construcción del edificio, sino que luego los nuevos inquilinos van a sobrepoblar las estrechas calles, creando un grave congestionamiento vehicular. El desarrollo es necesario, pero planificando con inteligencia. Necesitamos una ciudad amigable, pero esto incluye una planificación urbana transparente y sin afectaciones más allá de las necesarias. Hay que poner atención a la comunidad y llegar a acuerdos que sean beneficioso para todos. Ojalá este grado de apertura se vuelva recurrente y que hagamos de nuestra ciudad amigable y acogedora.