Aunque muchos insistan en que debemos mantener las cosas como van, porque una Constituyente alteraría el orden, lo cierto es que necesitamos un revolcón para renacer como república democrática real. Y es que las instituciones dejaron de ser entes para el buen desempeño de la sociedad y se convirtieron en entes para hacer negocios. Así las cosas, urge hacer ese revolcón constitucional, para garantizar una Asamblea que sea contrapeso del Ejecutivo y un Judicial que realmente aplique la justicia como debe ser. Seguir como van las cosas, es alargar y agravar nuestros problemas. Pero al mismo tiempo que demos este revolcón constitucional, los gremios cívicos, empresariales y medios de comunicación social, al unísono, debemos abocarnos a una campaña de motivación y fortalecimiento de los valores de nuestra sociedad. Los ladrones, asesinos, terroristas, ahora son vistos como prohombres y hasta series de televisión, libros, programas y toda clase de propaganda existe para exaltar a estos engendros que socaban los cimientos de toda sociedad. Esos malos hábitos los copian nuestros niños y a la larga lo sufrimos todos. Sin ir más lejos, a un joven que ve que un político roba al pueblo y se da la gran vida, no le importa estudiar, sino aprender la forma cómo engañar a sus electores para luego llegar a los puestos públicos por elección. Así de fácil se llega a millonario y no pasa nada. Así las cosas, el revolcón es constitucional, pero también social, para que levantemos el país y lo llevemos al grado de desarrollo al que está llamada Panamá.

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