Seguridad

La mayoría absoluta de la ciudadanía quisiéramos, sin duda alguna, que prevaleciera la seguridad pública, poder realizar las actividades propias del ser humano en sociedad, sin temor a perder la vida ni la integridad física, y sin riesgo por el menoscabo o pérdida de los bienes materiales, producto del trabajo honrado. Es esta la seguridad que necesitamos, y por la cual las autoridades legítimamente constituidas deben trabajar y dedicar sus mayores y mejores esfuerzos. Sabemos que el incremento de los cultivos ilícitos en Colombia y el tráfico de drogas, dependen directamente de la alta demanda que establecen los países consumidores; que el combate frontal a este flagelo debe iniciarse con medidas más efectivas de prevención, reducción y control del consumo; que los países fabricantes de los precursores químicos y de las armas empleadas en dicha actividad, regulen de manera más estricta la venta de tales mercancías, y finalmente, que establezcan medidas más efectivas para la vigilancia, supervisión y control de la banca receptora de los grandes flujos de capital que genera dicha actividad criminal. Nuestros recursos debemos destinarlos a la atención de las genuinas necesidades de la mayoría, como salud pública, educación, trabajo, etc. El diálogo, sobre cualquier materia, exige seriedad, claridad en los conceptos, y sobre todo, respeto; no hay cabida para acuerdos que vulneren los intereses nacionales.