• 03/08/2017 02:00

Una oportunidad histórica

Ojalá el Ministerio Público no nos decepcione y aproveche esta oportunidad histórica.

El papel del Ministerio Público fue aplaudido en los primeros meses de la gestión de la nueva procuradora. Empero, al poco tiempo, cayó en la vorágine de la desconfianza ciudadana. No es uno, sino muchos los que creen que los fiscales actúan de forma selectiva a la hora de aplicar la ley. La situación ha llegado al extremo de que un grupo de ciudadanos —y cada día más— solicitan la renuncia de la procuradora. Ayer, sin embargo, el Ministerio Público dio un paso importante con el acuerdo con Odebrecht, dando así una luz de que aquí puede saberse un poco más allá de esa verdad que todos deseamos conocer. Esa ventana que se ha abierto el Ministerio Público y que la sociedad aún le concede, debe aprovecharla el Ministerio Público para ganarse la confianza de la sociedad. El deber de cada uno de los fiscales es con la sociedad, no con quien los nombró. Ya la empresa dijo cómo y con quién se hizo la trampa. Toca al Ministerio Público satisfacer la demanda ciudadana de certeza del castigo y que se den a conocer los nombres de los corruptos. Dejarlos en la oscuridad, como adelantó el secretario general del Ministerio Público, porque nada los obliga a revelar nombres, es condenar al país a que el día de mañana vuelva a elegir o permitir que un corrupto esté nuevamente en algún cargo público manejando los impuestos de todos. La corrupción es como una enfermedad. No se cura tan fácil. A los corruptos hay que desintoxicarlos y la mejor medicina para ello es que paguen como estipula la ley. Es también como un violador que vuelve a tener oportunidad y nuevamente comete el delito. Los corruptos solo se curan con sanciones ejemplares. Ojalá el Ministerio Público no nos decepcione y aproveche esta oportunidad histórica.

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