La estrategia de los plutócratas

H ay un viejo refrán que dice ‘Ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón'. Y es precisamente lo que pasa en Panamá en este momento, donde pillos se venden como los grandes reformadores de nuestra sociedad y dicen ser pioneros en el combate a la corrupción, pero manteniendo intacto un sistema que les da réditos económicos a costa de los bienes públicos.

Pero la sociedad sabe exactamente lo que ocurre, porque lleva casi treinta años, desde la invasión, oyendo los mismos cantos de sirenas de que vivimos en una democracia, pero el expresidente Guillermo Endara Galimany (q. e. p. d.) la descifró muy bien cuando dijo que lo que tenemos es una ‘plutocracia'. Y las plutocracias funcionan bajo un mismo esquema: grandes ganancias con los proyectos públicos y subsidios a la masa pobre.

Figuras que salen hablando bellezas sobre lo que hace el Gobierno por los más desposeídos, pero cuyo objetivo es mantenerlas cautivas, perezosas y sin ánimo de educarse o desarrollarse, pues ese es el plan, ya que el voto cuenta a la hora de las elecciones. Con ese cuento seguimos creciendo económicamente, pero no nos desarrollamos como país.

El crecimiento empero, no va a la gran mayoría, ¡se queda en manos de los más ricos! Es ese un círculo vicioso que debemos destruir, porque en estos tiempos ya no hay cabida para reyezuelos ni emperadores.

Hay que hacer un cambio radical de esta forma de hacer Gobierno, donde se controla la Asamblea, la justicia, el mercado, la educación... No podemos seguir bajo la exposición de la pobreza como argumento de que se trabaja para erradicarla, porque lo que en realidad hacen desde hace años los plutócratas es mantener a ese segmento de la población bajo el yugo de los subsidios, porque no quieren que salga de allí. Hay que romper ese círculo.