La fiesta de Momo

Todos los años una gran cantidad de panameños espera estas fechas para desvincularse de los problemas cotidianos. Muchos la denominan ‘la fiesta de la farsa', pero en realidad es ‘la fiesta de la verdad'. Es cuando los panameños se desinhiben, se atreven a ser tal cual y en medio del jolgorio y la borrachera dicen sus verdades. Porque es un momento en que dejan la vergüenza, la hipocresía y son quienes son. Pero la fiesta de Momo es también una gran celebración, un momento en que las personas se desconectan, disfrutan, viven y gozan. Y es que en medio de tantos problemas, división y charlatanería de políticos y falsos profetas, los carnavales son una distracción necesaria. Es también una fecha donde el turismo interno se multiplica y, en el rincón más inesperado, la fiesta tiene su público. El Carnaval es especial para los panameños, y aquí se ha logrado popularizar el culeco como el centro del festejo. Es conveniente que estas fechas se aprovechen para atraer a ese público internacional que se apasiona por nuevas vivencias, nuevas experiencias y formas de disfrutar. Ojalá sepamos venderlo y, en lugar de 40 000 turistas que recibimos hoy, los que nos visiten sean cientos de miles. El turismo carnavalero es un potencial que debemos aprovechar los panameños.