Independencia judicial

Hace décadas que la independencia judicial se fue perdiendo. Antes, empero, los jueces tenían una solidez moral que permitía que fallaran en derecho y con justicia. Pero esa solidez moral fue perdiéndose poco a poco y hoy la corrupción campea en cualquier despacho. Es justo reconocer que hay muchos, muchísimos funcionarios judiciales que hacen un trabajo profesional y se niegan a caer en las garras de la corrupción. Empero, hay otros muchos funcionarios que son presa de la tentación y no quizás porque así llegaron, sino porque al ver que la justicia ha terminado torciéndose, piensan que es mejor ‘aprovechar la oportunidad'. Es necesario y urgente hacer una limpieza de todas esas unidades que han sido cooptadas por la corrupción y promover los valores éticos y morales por encima de las ofertas monetarias. Alguien alguna vez dijo que ‘hoy es más fácil comprar un juez que tener un buen pleito'. Pues eso tiene que terminar. Hay que darle verdadera independencia al sistema de justicia y empezar con los recursos económicos necesarios. Hay que terminar con la tiranía de los Gobiernos que, a través del presupuesto, arrodillan al Judicial. Es el momento de reiniciar y hacerlo sentir inmediatamente, porque sin una verdadera justicia, no puede sostenerse la democracia y sin democracia se destruye el país.