Errores que hay que enmendar

El despunte del país parte de una estrategia nacional. Los últimos Gobiernos se han centrado en lo que hacen en sus cinco años y que no necesariamente está acorde con el desarrollo de Panamá. Urge que todos los sectores se concentren en planear el desarrollo del país a través de una matriz única que nos proyecte por los cincuenta o cien años venideros. El problema es mayor cuando los funcionarios que arrancan un plan, que por lo general no tiene mayor consulta, pretenden que este se mantenga en el tiempo, cuando lo triste es que la inversión que se hace no fue pensada en el bienestar del país, sino en el negocio con los bienes públicos. Hay que cambiar esa forma absurda de gobernar. ¿Qué sentido tiene que los profesores y estudiantes aprendan inglés, si no saben escribir ni hablar en español? ¿Cuál es el objeto de talar miles de árboles en las riberas del Canal, si la vía Centenario se la pasa cerrada en un paño, por una eterna reparación? ¿Cuál fue el apuro de invertir millones de dólares en hospitales y Minsa-Capsi que nadie usa? Lo cierto es que los 25 000 millones de dólares que se presupuestan anualmente están mal invertidos. La mayor parte entra en el hoyo profundo del latrocinio en todos los niveles. Es triste ver cómo se despilfarra el dinero público. Y no se trata de un Gobierno; esto viene desde que se tumbó a Noriega. Hay que cambiar la forma como se conduce el país. Urge una estrategia nacional. Urge que Panamá se enrumbe al desarrollo.