Democracia con justicia social

Ha llegado el momento de que los partidos, sociedad civil organizada, sindicatos, grupos empresariales, universidades y líderes de opinión pública inicien un proceso de transformación de nuestra sociedad y de nuestra economía. Que el fondo sea convertir nuestra democracia política en una democracia económica, llegando a entendimientos con el propósito de hacer ajustes necesarios para reducir los niveles de desigualdad y pobreza y convertir a Panamá en un ejemplo de sociedad solidaria. Debemos aprovechar el ambiente de paz y de unión que aún mantenemos, antes de que nuestro país entre en la vorágine que sacude a otros pueblos hermanos. ¡Qué tristeza provoca ver ciudades destruidas, pueblos reprimidos y un ambiente de odio y ánimos alterados producto de la falta de consensos, de tolerancia y de previsión! Los panameños ya hemos vivido la intolerancia y el odio entre hermanos, y sabemos de lo que es capaz un pueblo harto de los desmanes, porque vivimos el peor saqueo que se produjo en América Latina en el siglo pasado; conocemos los efectos desgarradores de la represión militar e incluso de las consecuencias funestas de la violencia foránea. Ese gran diálogo debe iniciarse con la participación de todos, porque la acumulación de capital en manos de pocos complica la vida de muchos y eso es lo que provoca el estallido social. Panamá aún está a tiempo de evitar un desenlace como el de Chile o el de Ecuador. ¡Evitémoslo!