La prudencia siempre es buena consejera. Y eso parece que es lo que ha optado el presidente Laurentino Cortizo. Su posición de reformar la Constitución lo llevó a adoptar el proyecto de la Concertación Nacional. Sin embargo, dado el nivel de división sobre las reformas que se aprobaron luego en la Asamblea Nacional, lo más conveniente era que se llamara a un gran acuerdo nacional. El presidente Cortizo ha decidido convocar a ese diálogo, pero pone como mediador al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Con el tema constitucional hay dos frentes, al margen de las maneras cómo se cambia una Constitución. Estos dos frentes son los que quieren realmente un cambio para que el país progrese y los que quieren que la Constitución se mantenga tal cual, porque de esa manera siguen beneficiándose del caos. Panamá necesita dar pasos importantes para enrumbar el país hacia el desarrollo y el cambio constitucional, es necesario. Lo más conveniente con las reformas que se debatirán en el PNUD, es cambiar el método de aprobación, porque con la Asamblea se perdió la confianza. Y es conveniente llevarlas a un referéndum directo tal cual se hizo con las mal logradas reformas de Endara y Pérez Balladares, en 1992 y 1998, respectivamente, para que sea el pueblo el que decida. Lo que el país no debe hacer es darse el lujo de seguir sin hacer nada con respecto a la Constitución. ¡Ni más ni menos!

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