Una purga necesaria

Dentro de la Policía hay que hacer una purga urgente. El director Miranda tiene sobre sus hombros recuperar la confianza de esa institución que, los últimos años, solo ha logrado alejarse de la sociedad. Pero la Policía también se ha alejado de su propia tropa. Y es que los ascensos sin control, en lugar de la meritocracia, han provocado un problema serio en esta institución. Urge que se vuelva a desmantelar todo ese andamiaje envenenado, donde proporcionalmente Panamá tiene más “generales” que cualquier país con ejército. Lo peor es que estos “generales” lograron convencer al expresidente Varela y consiguieron que se les jubile con su último sueldo, creando una casta con fueros y privilegios que viola flagrantemente nuestra Constitución. La Policía tiene que ser un ente de disciplina y de respeto, pero esos ascensos provocan un resentimiento interno. Si sumamos esos privilegios con la división en clanes que hay en la institución, sin duda, tarde o temprano va a explotarnos en la cara. Ya hubo un primer campanazo, cuando un policía se atrincheró en Colón y desde allí llamó a la tropa a rebelarse contra esta corrupción que carcome la institución. El presidente Cortizo, el ministro Pino y el director Miranda, tienen la obligación de devolver la confianza en la Policía. Triste es que muchos agentes y policías con rangos, no estén al servicio de la sociedad, sino que responden a las pandillas y carteles de la droga. Esa es nuestra realidad y eso hay que desmantelarlo, porque permitir que siga creciendo es convertir a Panamá en un narco-Estado y eso no lo podemos permitir.