Pensar con serenidad

Las decisiones que se toman producto del coronavirus, hay que analizarlas con mucha serenidad. Como plantea un intelectual panameño, somos una sociedad acostumbrada a tomar decisiones a partir del entramado internacional. En esta ocasión de una pandemia global, tenemos grandes recursos de cómo el mundo está manejando esta crisis. Eso ayuda mucho, sobre todo, por los grandes déficits de nuestra intelectualidad científica, académica, social y política. Pero nos hemos acostumbrado a manejarnos solo en temas monotemáticos. Si tuviéramos una visión estratégica, debiéramos entender que después de esta crisis debemos enfrentarnos a sus efectos. Esa relación de causa y efecto nos obligaría a una visión más integral. De lo contrario, vamos a llegar bastante agotados sin tener claro cómo vamos a manejar las consecuencias de este esfuerzo. Y ya se está sintiendo. Varios hoteles de playa y de ciudad han cerrado o están por cerrar por varios meses y algunos se están quedando con el mínimo de personal. Si a esto se añade que COPA redujo 80 % de operaciones para abril, la situación es caótica. El Gobierno debe ir estudiando el bono familiar temporal a desempleados e informales y si es necesario, ir cambiando la ley del FAP por emergencia nacional. Hay que tener en cuenta que, por la desesperación, la gente pudiera llegar hasta saquear. Hay que pensar con serenidad y en el bien común, no pensar en cómo resguardar los intereses de unos cuantos. ¡Así de simple!