La vuelta al campo

Todo país que se respete tiene que garantizar su seguridad alimentaria. Por desgracia, Panamá pecó de ingenua y cuando la globalización entró en su mayor apogeo, el Gobierno dejó a su suerte a los agricultores panameños y fomentó las importaciones de alimentos. El cambio brusco que está experimentando el mundo demuestra que la globalización está en decadencia, pero Panamá paga las consecuencias de aquella ingenuidad. Resulta que aquí cultivábamos desde arroz hasta ajo y la gente del campo tenía cómo y de qué vivir. Con la globalización, los importadores de alimentos fueron eliminando poco a poco a los agricultores locales y esa masa de trabajadores no tuvo otra alternativa que invadir las ciudades, creando bolsones de pobreza en la periferia. Pero el mundo ha cambiado y ahora los agricultores son muy necesarios. El Gobierno tiene la gran oportunidad de volver al campo y apoyar el desarrollo de una agricultura sostenible, amigable con el ambiente y orgánica. Aquí se puede cultivar de todo, pero hay que hacerlo con gran inteligencia. La tecnificación de la agricultura es posible y permite cultivar mucho más con menos recursos. La idea es que garanticemos la seguridad alimentaria y fomentemos una gran cantidad de empleos, al tiempo que se suple a la población de alimentos sin químicos ni llenos de hormonas, que tanto daño hacen a la salud. Es hora de volver al campo. ¡Así de simple!