• 11/05/2020 00:00

Caja de Seguro Social

Opinión editorial del 11 de mayo de 2020

Los problemas del Programa de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja de Seguro Social vienen de años. Y las propuestas de solución también están planteadas. Se trata pues, de que ha llegado la hora de tomar decisiones. La más difícil para la sociedad, pero la más fácil para implementar, es subir la edad de jubilación, aumentar el número de cuotas y el porcentaje de aporte tanto de trabajadores como de empresarios. La otra solución evita llegar a la decisión más difícil y se trata de capitalizar con la venta de activos. Pero al margen de estas decisiones en el IVM, hay otras decisiones que la Caja tiene que tomar. Controlar el inventario de medicamentos y dejar de pagar esos millones de dólares a los distribuidores de medicamentos que venden a precio de pirata. También tiene que asumir una decisión impostergable: ¡reducir la cantidad de empleados administrativos! Una institución de salud se maneja con la siguiente proporción de trabajadores: por cada tres trabajadores de salud hay uno administrativo. ¿Cómo es que la Caja tiene tres y tres? Indudablemente, la Caja ha sido usada por años como una agencia de empleos de políticos. Lo peor es que a los cinco años, no importa su desenvolvimiento, el empleado adquiere la permanencia. Es así como hay casi 30 sindicatos que no son otra cosa que mafias enquistadas que desangran la Caja de Seguro Social. Serán decisiones difíciles, pero para salvar la Caja hay que actuar con firmeza. ¡Así de simple!

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