• 29/07/2020 00:00

Salud y economía

Opinión editorial del 29 de julio de 2020

Los panameños llevamos cuatro meses en una cuarentena que ha funcionado en parte, pero que hoy es innecesaria y puede cumplir un papel contrario por el que se concibió. Y es que mientras la incertidumbre económica se posa cual espada de Damocles sobre los hogares panameños, el estrés también se apodera de las personas. Si a esto se suma que la cuarentena es solo para unas personas, porque miles están circulando en las calles con o sin salvoconductos, abarrotan supermercados, caminan por las playas y hacen fiestas. La cuarentena fue lógica y cumplió su función mientras nuestros médicos aprendieron cómo tratar el virus. Hoy, empero, esa cuarentena es una restricción que pesa sobre los panameños, sobre todo, cuando la cifra de contagios diarios sigue intacta. Llegó la hora de que cada uno se cuide por sí solo y evite en lo posible caer en el hospital. No es justo que personas que están positivas con el virus, estén circulando en la calle y esparciendo la enfermedad a gente que sí se queda en casa. Llegó la hora de que cada uno se cuide solo, que cada quien use su mascarilla y evite las aglomeraciones; que cada quien sea responsable de que si se enfermó es por su propia responsabilidad. Lógico que discotecas, estadios y escuelas, todavía deben tener un tratamiento especial, pero ya es hora de que la normalidad vuelva a funcionar. Que las empresas pongan los controles sanitarios establecidos por el Minsa, pero que ya comiencen a producir. ¡Así de simple!

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