Dignidad nacional

Las sociedades con bases bien cimentadas tienen dos cosas que las caracterizan: orgullo y dignidad. Un país que se respeta defiende su orgullo y su dignidad. Los últimos años, Panamá ha sido golpeada en lo más profundo y nuestros gobernantes se han tragado las humillaciones, lo que ha provocado fisuras en nuestra confianza como país. Los mal llamados “Panama Papers” en una de nuestras vergüenzas y las listas negras y grises y la Lista Clinton, todavía minan nuestro orgullo y golpean nuestra dignidad nacional. Lo triste es que muchos panameños se dejan dominar por odios y rencores, lo que están aprovechando otros países para socavar nuestra pujanza económica. Triste es escuchar y leer a gente educada que considera que la justicia de los Estados Unidos debe juzgar nuestros pecados. Peor aún es ver cómo esa tendencia domina los estratos mediáticos, aun cuando nuestra Corte Suprema ha sido renovada en su gran parte. Solo falta que propongan que reformemos la Constitución para que los magistrados los nombre el presidente de Estados Unidos. Da vergüenza y tristeza y si algo debemos hacer como país es recobrar la confianza en nosotros mismos; aliviar nuestros odios y rencores y en su lugar fertilizar el orgullo y la dignidad nacional. Y no se trata de un trabajo del Gobierno; se trata de nosotros como sociedad. ¡Así de simple!