En Panamá hay temas que arreglar de raíz. Se trata de asuntos de cómo nos gastamos el Presupuesto General del Estado, porque no es ni lo más eficiente ni lo más inteligente. Por ejemplo, hay que bajar el número de empleados públicos. Un Estado del tamaño de Panamá tiene que fomentar el trabajo en la empresa privada, porque con seguir bajo la fórmula de hace lustros de crear empleos, por cuota política, en la esfera estatal, lo que hacemos es dispararnos en nuestros propios pies. Esos millones de dólares que pagamos en planilla bien puede ir para apalancar el sistema de justicia, para que se nombren más jueces y fiscales para que atiendan con diligencia los casos que se presentan. Esos millones pueden servir para reparar y construir escuelas o bien para construir carreteras tan necesarias en el interior del país. Tampoco es que hay que empezar una cacería de brujas y botar por botar. Se necesita hacer un plan lógico para ir reduciendo la planilla estatal y al mismo tiempo que la empresa privada empiece a crear empleos. Pasa igual con una gran cantidad de trabajadores en la Caja de Seguro Social. No tiene sentido el nivel de personas administrativas nombradas por cuotas políticas. Son temas prioritarios que arreglar en el Gobierno y hay que empezar ya, estableciendo un plan bien estructurado para, por un lado, ir bajando la planilla estatal y, por el otro, fomentando el empleo en la empresa privada. Dejar las cosas así no es opción. ¡Así de simple!
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