El futuro próximo

Estamos en momentos de inflexión, en los que una equivocación causará graves efectos en los esfuerzos hacia el desarrollo. No se puede mirar solo el panorama local, sino todo el espectro global. Por ejemplo, seguir cerrados a que el ejercicio de muchas profesiones sea solo de panameños es un tiro en el pie. Sí, hay que hacerlo de forma paulatina, pero tenemos que empezar a abrir, porque Panamá lo requiere para generar riqueza. Seguir con el Tapón del Darién es absurdo, cuando la apertura de esta frontera generaría inmensas riquezas al país. Y seguir rechazando la explotación minera es como decirle a un país con petróleo que no aproveche ese recurso. Lo peor es que la hipocresía de quienes se oponen salta a la vista: usan prendas de metales preciosos, se transportan en autos y sus casas están llenas por todas partes de metal. En pocas palabras, es gente que le gustan los minerales, pero que los exploten en otras partes. Sí, toda explotación minera debe ser lo más cuidadosa con la naturaleza, pero negarle esta riqueza al país, más cuando disfrutan de la minería, es lo más cínico que puede haber. Todos estos temas son de suma importancia y ha llegado el momento de enfrentarlos con la seriedad que requiere. Seguir con discursos desfasados es negarse a ver el futuro próximo con poca seriedad. ¡Así de simple!