• 08/08/2009 02:00

Convulsión en Kuna Yala

Durante esa madrugada palpitó la tierra, recordándonos que pende la vida en efecto de un tenue hilo. Nos encauzamos al albor de la mañan...

Durante esa madrugada palpitó la tierra, recordándonos que pende la vida en efecto de un tenue hilo. Nos encauzamos al albor de la mañana sabatina, breves horas después, rumbo al paraíso terrenal que vergonzosamente pocos panameños hemos visitado y muchos más hemos arrinconado por completo. Es precisamente por aquella majadera rusticidad de nuestros gobernantes e inopia de los gobernados, que en San Blas permanece un fenomenal atractivo turístico sin explotar.

Dado su especial estado semiautónomo y sus rozagantes aborígenes, este hermosísimo archipiélago, que goza de tantas islas como los días del año, saborea un cautivador hábitat que debería servir como la más jugosa carnada para el ecoturismo mundial. Nos arrastró nuestra ignorancia y tosquedad a tratar de imponer nuestra “cultura nacional” , cretino reflejo de nuestra falta de identidad y espurio complejo de superioridad sobre los kunas. Esto trajo como consecuencia la revolución Tule de 1925, que a la postre lleva a la creación de la reserva kuna en 1938 y en 1945 a la constitución kuna, conocida como la Carta Orgánica de San Blas.

Reanudando nuestra travesía, aterrizamos en la isla El Porvenir, bailoteando la nave al crujir sobre la agrietada pista en medio de una intensa tormenta tropical típica de la estación. Exhibiendo las multifacéticas cualidades de los lugareños, nos recibió cortésmente don Eliécer Fernández, inspector pesquero de la Comarca, cuyas responsabilidades incluyen el salvaguardar las tortugas y especies en peligro de extinción y también desenvolverse como chef en la nueva estancia Nan Magir, estrenando allí su envidiable hoja de vida, que manifiesta capítulos culinarios en los restaurantes Don Pipo y Mangos de ciudad capital. Nuestro intercambio fue el primer relato desde esta isla, a solo 21 kilómetros del epicentro, siete horas posteriores al terremoto del 4 de julio. “Susto nada más, sin daños materiales” , causó este movimiento telúrico que alegremente los panameños bautizamos como hammock shaker. Tendríamos que trasladarnos a otras latitudes centroamericanas o a México para conocer las secuelas de un verdadero sismo.

El Porvenir está ubicado al extremo oeste de la Comarca, acariciando la provincia de Colón. De allí, posteriormente a una efímera prórroga en espera de mejores condiciones climatológicas, partimos rumbo a San Ignacio de Tupile, islote ubicado en el mero centro geográfico de la comarca, entre Colón y el Departamento del Chocó en la hermana República de Colombia, para asistir al Congreso General Kuna. Este evento, que se celebra dos veces al año, es el de mayor jerarquía política en la Comarca y en él participan representantes de todas las comunidades de Kuna Yala con derecho a un voto, indistintamente de su población.

La participación por elementos foráneos es estrictamente por invitación. Fui exhortado a dirigir unas palabras al Sahila Dummad Gilberto Arias, máximo jefe del Congreso, y al resto de los participantes, expresando mi profundo agradecimiento por su convocatoria y mi disposición sin compromisos por servir en el desarrollo del turismo kuna. Juzgo que el mensaje fue bien recibido por la audiencia, quien me acogió con un caluroso aplauso posterior a su traducción.

Durante la jornada almorcé con una familia de turistas de Malmo, Suecia, quienes me expresaron su complacencia de gozar sus vacaciones anuales en el archipiélago, que sirve particularmente en la educación de sus hijos, brindándoles un singular acercamiento con la naturaleza. Posteriormente, mantuve una breve reunión con Marcelo Antinori, representante del Banco Interamericano de Desarrollo y una delegación de la Embajada de España, para discutir variados programas de apoyo a la comunidad.

También tuve el privilegio de reunirme con Eligio Alvarado, prominente miembro de la nación kuna y su elegante esposa Beatriz, oriunda de Toledo, España, a quien conoció en sus años mozos al cursar estudios de doctorado en Madrid y quienes actualmente operan el singular hotel en la cercana isla de Yandup (ver www.yandupisland.com) donde recomendamos sobremanera sus cabañas sobre el mar como un tónico contra el estrés capitalino.

En síntesis, la jornada fue harto útil en comprender los requerimientos de programas para el desarrollo sostenido del turismo en Kuna Yala. Ante todo lo que se exige como condición sine qua non es el respeto mutuo, tema que nuestros gobernantes, por su ignorancia y soberbia en el pasado, no han sabido manejar de la mejor forma. También se reclama el entendimiento de que, a diferencia del resto del istmo, las inversiones aquí son autóctonas y no invasivas.

Precisamos urgentemente paquetes de financiamientos blandos para la creación de una infraestructura hotelera y su respectivo entorno ecológico de primera línea. Complementariamente, urgen programas de educación para apoyar las instalaciones con un servicio de primera línea, atado a un mercadeo verdaderamente vibrante que abra el apetito de todos los visitantes, tanto locales como extranjeros, a la inmensa belleza del terruño de Nele Kantule, para que no olvidemos jamás que uno de los elementos de mayor representatividad de Panamá en el mundo es la mola, colorido fruto de San Blas.

*Especialista en turismo.panamaallinone@yahoo.com

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