José Jerí Oré, prometió en su primer discurso en el cargo empezar a construir las bases de la reconciliación del país, que atraviesa “una crisis constante...

El presidente de la República José Raúl Mulino informó que el próximo año, 2026, se priorizará en la reforma educativa. Este anunció ha sido una revelación inesperada, porque el que un mandatario panameño establezca la importancia que tiene el tema en el desarrollo del país, representa un avance y orienta sobre la oportunidad de poner el futuro de la sociedad panameña en la balanza.
Quizás, muchos no han apreciado el valor de una simple comunicación sobre la posibilidad de establecer un plan para configurar los nuevos esquemas de la educación nacional. Quizás los educadores se hayan sorprendido y empiecen a dar las alarmas de que van a modificar los fundamentos sobre los que descansa su labor profesional. Los de mayor edad recuerdan aún los conflictos de la última vez que se hicieron esfuerzos por modernizar el estandar.
¿Qué implica cambiar el modelo educativo de una nación? En primer, lugar determinar la necesidad de modificar los patrones que rigen el proceso y considerar que el existente ha dejado de funcionar o que ya no se ajusta a los tiempos que se viven. También ser consciente de que los profesionales que salen de las aulas, son los que verdaderamente requiere el mercado en la actualidad y contribuirán a dar un salto cualitativo al desarrollo.
Habría que definir la reforma educativa como una “transformación integral del sistema de enseñanza con el objetivo de mejorarlo, ya sea mediante la actualización de métodos de enseñanza, el cambio de planes de estudio, la incorporación de tecnología o la adaptación a nuevas necesidades sociales y tecnológicas”. Se trata en primer lugar de trazar un mapa de los pasos a seguir desde el momento en que se detecten necesidades específicas y globales.
Es lógico que se busque garantizar un aprendizaje de mayor calidad para todos los estudiantes e incluir aspectos como la formación docente, la equidad, la inclusión y la adecuación a los nuevos tiempos. ¿Qué factores permitirán saber ese nivel de calidad que existe y lo que falta para llegar al que se requiere? Es prioritario hacer aquí un examen del proceso de enseñanza y determinar el perfil de los educadores requeridos.
Habrá que determinar igualmente la causa de los niveles de deserción y conocer las razones. Ya se tienen estadísticas de este abandono por año. Según cifras oficiales, unos 2,500 estudiantes abandonaron el sistema escolar en 2024; el 1%. Mientras, 26,500 reprobaron y deben repetir el nivel. Este panorama se hace crítico en las zonas rojas e indígenas y pone en entredicho la calidad de profesionales que salen a las calles.
Otro factor que se requiere analizar es la capacidad didáctica del gremio docente. ¿Poseen los educadores las condiciones para modernizar el proceso? En los últimos años se les ha visto en múltiples campañas en contra de diversos proyectos gubernamentales, pero no se percibe que hayan construido y menos se hayan puesto de acuerdo para considerar cómo definir la reforma educativa y los pasos requeridos para ponerla en ejecución.
El Ministerio de Educación tiene una ardua tarea en convencer a los encargados de impartir los cursos para que se sumen en las etapas que habrán de venir y hacerlo con entusiasmo y convicción de poner la educación al nivel de los momentos que se viven. Se sabe que, en la reciente crisis de la pandemia, muchos no pudieron siquiera alcanzar eficiencia en el manejo de las técnicas virtuales de enseñanza.
Los elementos novedosos tienen que concebir el avance de la tecnología y ponerlos a disposición de las generaciones que se forman en la actualidad.
Es necesario considerar el avance de la robotización; de igual manera no se debe dejar atrás la sensibilidad y las manifestaciones artísticas. Hace unos días se hizo en la Ciudad de las Artes una exposición de pinturas y esculturas que demuestra la necesidad de ese tipo de formación.
La reforma educativa es una gran tarea que nos espera para definir los nuevos modelos de la educación nacional, paso que nos definirá a los panameños en la actualidad y el futuro.