• 22/05/2011 02:00

Beatificación de Juan Pablo II

I nicio mi reflexión con el concepto o definición de lo que es beatificación: ‘Procedimiento eclesiástico católico, mediante el cual el ...

I nicio mi reflexión con el concepto o definición de lo que es beatificación: ‘Procedimiento eclesiástico católico, mediante el cual el Papa declara que un fiel difunto goza, por sus virtudes, del cielo y es digno de culto’.

Recientemente se desarrolló esta actividad por parte del Papa Benedicto XVI .

La vida de Juan Pablo II, desde diferentes enfoques, fue controversial. Para algunos un catalizador o factor de desarrollo de nuestra iglesia católica y el mundo... Para otros, una persona que detuvo lo que podríamos calificar de un resurgimiento de la iglesia acorde a los sufrimientos del hombre contemporáneo. Esas visiones diferentes probablemente continuarán.

En lo personal, aclarando que profeso la religión Católica, Apostólica y Romana desde mi infancia, sí estoy un tanto convencido de que nuestra iglesia ha retrocedido en la cantidad de fieles que la componen y atraviesa momentos de crisis. Inclusive nuestro actual Papa reconoce el alejamiento del hombre de la fe. Las razones podrán ser múltiples. Dejo a los estudiosos de la materia aportar sobre este delicado tema.

Sin embargo, desde mi perspectiva como un miembro más de la iglesia sé me gustaría que nuestra jerarquía eclesiástica, desde Roma hasta nuestro Panamá, fuera un tanto más beligerante en torno a un compromiso mayor con las denuncias de ese pecado social que albergamos los hombres cuando cometemos las más grandes injusticias (asesinatos, corrupción generalizada, indolencia, etc.) con ése que decimos amar: nuestro prójimo.

Desde Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida y las posiciones de la Conferencia Episcopal Panameña, he observado esa preocupación. Pero a mi entender esas denuncias son en ocasiones tímidas.

Sé que nuestra Iglesia no puede tomar posiciones políticas, pues nuestros orígenes son mayormente de orden espiritual. La FE, como piedra angular, es parte sobresaliente de ello.

Quizás como un cristiano común anhelo que esa ejemplar vida de Jesucristo sea una base más sustantiva en esas posiciones de orientación y guía.

En un mundo extremadamente permisivo y con una moral relativa, se necesita una luz más intensa de nuestra iglesia frente a tanta oscuridad.

Anhelo que esos votos de pobreza, castidad, obediencia y fidelidad al magisterio se hagan cada día más auténticos, sobre todo el de pobreza. Sobre este último ustedes saben por qué lo menciono.

A pesar de ser hombre de ciencia, creo en Dios. No creo que seamos producto de algo espontáneo y si fuese así pregunto: ¿quién creó lo espontáneo?

Que la beatificación de Juan Pablo II sirva para que reflexionemos sobre estos interesantes temas, sobre todo quienes queremos preservar nuestra Iglesia.

Reconozco que el cambio se inicia con nosotros mismos, pero es necesario también el Pastor Excelente, representado en esta tierra por nuestra jerarquía religiosa, una de las escasas voces que los hombres aún escuchan y creen.

*MÉDICO.

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