• 01/09/2011 02:00

No nos burlemos — ‘stop bullying’

DIPLOMÁTICA DE CARRERA.. En el colegio aprendí que los seres humanos nos desarrollamos a partir de la unión del óvulo con el espermatoz...

DIPLOMÁTICA DE CARRERA.

En el colegio aprendí que los seres humanos nos desarrollamos a partir de la unión del óvulo con el espermatozoide. El espermatozoide elegido se desprende de su cola o flagelo e introduce su cabeza, con toda la carga genética en el óvulo. En ese mismo instante, en el que el espermatozoide penetra en el óvulo, se produce la fecundación. Esa nueva célula que se crea lleva en sí todos los caracteres del futuro ser, desde el color del pelo hasta la tendencia a padecer ciertas enfermedades. De este conocimiento podemos entender que nadie elige su raza, sexo, físico o discapacidad.

Hace poco recibí una cadena a través de una red social en la que se hacía un clamor para detener la burla (stop the bullying). Esa misma noche, en un programa de televisión sus presentadores se burlaban de una persona por sus características físicas, como si burlarse de los demás aumentara el índice de audiencia.

Sin estar conscientes de ello, quizás estamos enseñando a nuestra sociedad a valorar a las personas por su raza, sexo, rasgos físicos o, simplemente, a discriminar y ser crueles con el prójimo. Debemos tener presente que una persona que sea víctima de burlas puede quedar marcada y estigmatizada de por vida en cualquier fase de su desarrollo.

Es asombrosa la cantidad de suicidios que ocurren desde la infancia motivados por rechazos y burlas, habida cuenta de los daños emocionales y fuertes depresiones que ocasionan en sus víctimas.

¿Cuánta gente hay en Panamá, y el mundo, que padece de problemas motores, del habla, de obesidad, de visión, con marcas en su rostro y tantos otros padecimientos que se reflejan en el organismo y que no parecen adecuarse a nuestro concepto de ‘normalidad’? La respuesta es simple: Miles, ... y todos están a nuestro alrededor, son miembros de nuestra familia, o simplemente conviven en nuestra comunidad.

Crecí escuchando cómo se burlaban de un ‘cara de piña’, pero miro a mi alrededor y veo niños, adolescentes, mujeres, hombres y ancianos con rostros marcados por el acné, y me pregunto: ¿Cómo se sienten ellos con este tipo de calificativos?

Como mujer, madre y profesional, he estudiado las experiencias de otros países, reflexionando e investigando sobre la lamentable costumbre de criticar y murmurar sobre los demás. ¿Qué alcanzamos con esto? Sentirnos seres superiores sin realmente serlo.

Hago un llamado vehemente para que la sociedad mejore sus relaciones interpersonales y se abstenga de referirse a los demás de manera despectiva, pues creo que si evitamos aquellos términos que tienen una carga de burla, menosprecio o discriminación, seremos mejores seres humanos.

En este sentido, los medios de comunicación tienen la obligación moral de suprimir toda alusión negativa en torno a personas que esté basada en rasgos o defectos, reales o falsos, y que pudiera ocasionarle un daño, ofenderla o discriminarla.

Aleccionemos a nuestra sociedad y produzcamos ciudadanos que sean capaces de respetar al prójimo y de tratarlo con tolerancia y en plan de igualdad.

Todos hemos sido creados a imagen de Dios, tanto los ‘bonitos’, los ‘feos’, como los que tienen discapacidades y los que no. Todos hemos sido creados con un propósito, pues Dios no discrimina. Tu amabilidad y sensibilidad por el prójimo puede hacer la diferencia en la vida de otros.

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