• 05/10/2011 02:00

Adiós a los toros

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.. La plaza de toros Monumental, en Barcelona, España estuvo el domingo 25 de septiembre atestada en ...

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

La plaza de toros Monumental, en Barcelona, España estuvo el domingo 25 de septiembre atestada en sus casi 20 mil asientos, porque la arena sería el escenario, por última vez de una fiesta taurina. El final de las corridas en ese coso, es el producto de un forcejeo legislativo, resultado de una disposición que pone un alto definitivo a la actividad, que allí se escenificó por casi cien años.

El tema fue el centro de discusiones en un amplio territorio del país y sus regiones autonómicas, dado que esta es una estocada que busca hacer desaparecer la tauromaquia de toda la península ibérica.

La temperatura de un otoño que comienza, semejaba una cálida tarde de verano, pues los presentes coreaban, gritaban, exhibían carteles, telas, pañuelos y cada quien agitaba los brazos en apoyo a las diferentes corrientes de opinión. Algunos a favor de la fiesta de toros ‘libertad, libertad’; otros, en contra, se agolpaban y manifestaban su oposición, como lo han hecho por años antes del inicio de cada experiencia.

Los políticos que no han podido generar un consenso a favor de la disposición, también dejaron escuchar su parecer; la presidenta del Partido Popular Catalán (derecha) opinó que ‘seguirá luchando’ para que los toros vuelvan. Albert Rivera, presidente de un organismo local confesó ‘estoy en contra de las prohibiciones...’ y criticó a los responsables de la decisión.

En las plazas españolas este espectáculo ha menguado en los últimos treinta años. Es un negocio que reúne a un conjunto de sectores como los criadores de ganado, los picadores, toreros, ayudantes, personal de salud pública y veterinarios, entre otros. Esto incluye también las escuelas que preparan a los jóvenes interesados en las faenas en el ruedo y que deben adquirir la capacidad necesaria para enfrentar a los bravíos astados.

Algo semejante ocurrió en Panamá en los años sesenta, cuando la plaza, situada en la vía Porras, debió cerrar por falta de apoyo, sobre todo del público y el lugar fue vendido a una cadena de supermercados que en ese momento estaba en su apogeo.

Algunos consideran que la nueva generación de la última treintena de años del siglo pasado no fue suficientemente estimulada; además con el surgimiento de los medios audiovisuales, amplió sus intereses en perjuicio de estos espectáculos en vivo. Los verdaderos amantes de la fiesta, han envejecido o muerto y las audiencias no se reproducen a la velocidad que requiere esta actividad.

En la Monumental, la jornada final fue una experiencia de doble sabor para los asistentes. La concurrencia se sabía testigo y olía el ambiente moribundo. Los tres toreros de esa tarde, José Tomás, Serafín Martín y Juan Mora hicieron una jornada memorable, donde hubo cortes de orejas como premio, aunque nadie recibió rabos, pero salieron en andas y aclamados como héroes.

El espectáculo está inserto en el alma de los españoles y en otras regiones del planeta. El pintor Goya dedicó dos series de grabados a este referente; mientras que Hemingway escribió Muerte en la tarde, donde analiza la emotividad y la destreza que se reúnen alrededor del rumor y violencia de los cuadrúpedos en la plaza.

Vicente Blasco Ibáñez también dio vida a una clásica novela Sangre y arena, llevada al cine por él y que cuenta con otras tres versiones, protagonizada una por Rodolfo Valentino, por Tyrone Power y la más reciente por Sharon Stone y Antonio Flores.

¿Será un adiós definitivo a los capotes y toros o una pausa? El tiempo dará la respuesta a esta inquietud que cambia una costumbre de siglos.

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