• 18/10/2011 02:00

Del cambio al estrés

INGENIERO Y ANALISTA POLÍTICO.. Las promesas de cambio del entonces candidato Martinelli paulatinamente se fueron convirtiendo en reali...

INGENIERO Y ANALISTA POLÍTICO.

Las promesas de cambio del entonces candidato Martinelli paulatinamente se fueron convirtiendo en realidades. Pronto el panameño distinguió un nuevo gobierno que venía a poner orden, sin contemplaciones políticas ni económicas. El caso del Mazo en Amador, donde se ven involucrados tres proyectos de empresarios requeteconocidos, luego la pintura de los taxis, la sacada de los Diablos Rojos, la revisión de múltiples concesiones adquiridas por prebendas y uso de influencia, todo mostraba el cambio. El gobierno mostró en sus primeros dos años un inusitado afán de cumplir los ‘imperdonables’, con su proyecto insigne, el Metro incluido.

Pero en los últimos tres meses, el cambio se ha convertido en estrés para el panameño. Veamos lo que ha afectado el estado anímico del panameño:

La KPC. La gran mayoría de los panameños se atiende en la Caja de Seguro Social. La presencia de la bacteria KPC en el Complejo Hospitalario y posteriormente trasladada a otros hospitales, a estresado al panameño. El pésimo manejo de las autoridades de salud del problema, las negaciones y contradicciones, solo sirvieron para preocupar aun más al ciudadano. Y, ya con este efecto negativo por malos manejos del tema salud, otro elemento lo estresó adicional. El Dengue, una enfermedad que, si bien es responsabilidad más del ciudadano que de las autoridades, vino a sumar estrés en la ciudadanía. Y, frente a un alza en las incidencias del dengue a nivel nacional, empeora la situación el anuncio de un nuevo mosquito, más resistente y menos conocido que el histórico Aedes aegypti. Si bien el tema del dengue ha tenido mejor manejo que el de la KPC, no deja de ayudar a estresar al panameño.

Los tranques. Poca cosa estresa más que los inusitados tranques en las horas pico y ahora a toda hora en la ciudad. Unos por la construcción del Metro, otros por reparaciones o señalizaciones viales, otros por grupos protestando, no importa la causa, el tranque afecta inmediatamente el estado de animo de conductores y pasajeros.

El Pele Police y Retenes. Para el hombre honrado, cansado de trabajar y rumbo a su casa, para el ciudadano apurado en llegar a un destino determinado, los retenes y el Pele Police solo sirven para enervar los nervios y caldear los ánimos. Al ya peligroso grado de estrés que siente el panameño, ahora le añadimos al azar si le toca, un reten o una verificación con Pele Pólice.

Las facturadoras. El empresario pequeño, micro y mediano no entiende por qué la DGI lo considera un evasor y ha buscado ahora añadir un gasto más a la empresa para supuestamente fiscalizar mejor sus ventas y los ingresos gravables. Quizás la idea sea buena, pero hasta ahora solo ha servido para estresar al empresario y en ciertos lugares llevarlos a manifestaciones y cierres de calles. Para los ciudadanos que vivimos tantos años sin estrés, la facturadora se convirtió en otro elemento estresante.

Ciertos semáforos. Cuando la empresa concesionaria anunciaba y explicaba los nuevos semáforos inteligentes, decía que habría una permanente evaluación de los mismos y el transito para ir corrigiendo la sincronización. Falso, ya están requeteprobados aquellos que deben modificar su ciclo, pero la concesionaria prefiere estresar a los conductores víctimas de los mal sincronizados y dejar el sistema con las grandes fallas que persisten. Si el estrés te lo permite, esperas, si no empiezas a buscar rutas alternas huyendo de los desincronizados.

Inseguridad. Otro elemento que ha aumentado el estrés ciudadano ha sido la inseguridad. Hoy, si tu hijo o hija sale de noche los padres nos resignamos a orar porque regresen sanos y salvos. El estrés que causa el estar en la calle de noche, o que un familiar esté fuera de casa de noche es increíble. Y, lamentablemente, muchos le temen tanto a los delincuentes como a los retenes policiales en la vía nocturna.

La política. Anteriormente solo el periodo electoral era estresante. Hoy, hemos logrado mantener la política tan activa todo el periodo entre las elecciones que es estresante seguirla. Los tránsfugas, la rotura de la alianza de gobierno, las declaraciones oficiales de Chello Gálvez, las denuncias de Álvaro y las supuestas amenazas a periodistas, las mentiras y las verdades, solo aumentan el estrés que causa la política.

En fin, vivimos en un país con crecimiento económico, con muchas opciones de superarnos, con estabilidad política y de moneda, con una población amigable y pacífica, pero en medio de tanta bonanza, convivimos con el estrés. Vivimos en una sociedad estresada, la que quizás pueda beneficiarse de las próximas vacaciones de fiestas patrias para tomarse un descanso de tanto estrés. El gobierno no creo pueda disminuirnos el estrés. Sus obras van contra reloj, los tranques continuarán y empeorarán el otro año, la seguridad parece estar muy difícil de lograrse con la actual policía, a los problemas de salud no se les ve a corto plazo solución. En conclusión, lo que creo sucederá es que nos acostumbraremos a vivir con un mayor nivel de estrés, como nos acostumbramos al ruido o al calor.

Lo que muchos desconocen es el daño al cuerpo que físicamente hace el estrés, que quizás al final te acorte la vida. Por eso es que muchos entienden al panameño, que parece despreocupado de todo e indiferente a los grandes problemas, pero es que ha aprendido que con tanto estrés, nada bueno va a lograr y prefiere la vida alegre y despreocupada, casi irresponsable frente a lo que la ciudad le ofrece.

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