• 09/12/2011 01:00

Dr. Belisario Porras: un héroe nacional

El día 28 de Noviembre de cada año para muchos representa solo el momento en que nuestro país se libera por primera vez del yugo extranj...

El día 28 de Noviembre de cada año para muchos representa solo el momento en que nuestro país se libera por primera vez del yugo extranjero, sin saber que tal fecha tiene también la importancia de celebrarse el nacimiento de uno de sus más grandes hijos: el Dr. Belisario Porras Barahona.

Importancia que se refleja no solo por lo que físicamente pudo lograr a través de su vida, sino por el inmenso legado que nos dejó y que todavía se palpa a muchas décadas de su muerte y que como prueba de tales glorias, fue elegido por insignes personalidades de nuestra nación como PERSONAJE DEL CENTENARIO.

El Dr. Belisario Porras nace el 28 de noviembre de 1856 (aunque datos históricos indican la fecha de nacimiento el 27 de noviembre) en el pueblo de Las Tablas, cuna de no solo grandes hombres, sino también origen de nuestras costumbres y tradiciones que han definido nuestra identidad como nación.

El Dr. Belisario Porras es hijo del Dr. Demetrio Porras y doña Juana Gumercinda Barahona. Su madre muere a pocos años de su nacimiento y es criado por su abuela desde muy temprana edad. Recibe de ella sin duda alguna los valores y preceptos morales que más tarde forjaron su personalidad. De chico su padre se lo lleva a estudiar a Bogotá. En Colombia recibe la educación clásica, conocida en ese entonces como la ‘Atenas de las Américas’, donde se gradúa finalmente como Doctor en Derecho de la Universidad Nacional de Bogotá.

De esta educación integral pudo desarrollar las cualidades que todo estadista debe tener: valentía, astucia, humildad, dedicación, visión y sobre todo honradez. El Dr. Porras mostró en varias ocasiones su gran valentía, dejando el sudor y sangre en el campo de batalla por las causas del movimiento liberal durante la Guerra de los Mil Días. El Dr. Porras como político fue astuto y audaz. Supo cómo manejar a sus adversarios políticos y en diversas ocasiones hasta ganarse sus favores y sobre todo pudo sabiamente convivir con la presencia norteamericana, en una época cuyas fuerzas permanentemente amenazaban la soberanía nacional con usuales intervenciones.

El gran amor que sentía por su pueblo se refleja en la humildad con que siempre se le distinguió. El Dr. Porras siempre trató a todos por igual, sin importar raza, color ni posición social, siendo un digno exponente de la ideología liberal. Tenía una especial predilección por su pueblo natal de Las Tablas, donde frecuentemente efectuaba reuniones de gabinete y sentía un especial cariño por el campesino. Del campesino, el Dr. Porras sabía que en él radicaban los valores puros del trabajo, la honradez y la esperanza. Luego de años de olvido, pudo durante sus administraciones, por medio de la construcción de las carreteras centrales y de sinnúmero de escuelas, dotarlo con el ‘Medio de defenderse contra la explotación y la ignorancia’.

La vida política del Dr. Porras fue una secuencia de difíciles momentos, como también de grandes satisfacciones. En varias ocasiones recibió, por parte de la prensa y sus adversarios políticos, burlas e insultos del más bajo calibre. Sin embargo, estos actos jamás pudieron coartar la dedicación férrea de sus ideales y los fines nobles a que se dirigían. Era un político con una visión insuperable. Siempre pensó en el construir en el presente las bases del futuro. El Dr. Porras no nació en cuna de oro. A pesar de esto, nunca afanó la riqueza ni utilizó su puesto para acumular fortuna. En su administración no se conoció deuda pública, peculado o la apropiación indebida de fondos públicos. A cada uno de sus funcionarios le exigía con estricta devoción el poder llevar con orgullo el estigma del ser honrado.

No es de extrañarse entonces la gran popularidad que gozó el Dr. Porras en su tiempo, convirtiéndolo en un líder indiscutible de nuestra historia. En los tres períodos presidenciales, dejó una rica herencia que luego de casi 90 años de su última administración todavía podemos ver y usufructuar. Dentro de sus innumerables obras, muchas pueden ser catalogadas como pilares básicos de nuestra República. Podemos mencionar algunas: la reconstrucción moderna del telégrafo; las carreteras nacionales; la organización de la instrucción pública; los códigos nacionales; la construcción del barrio de La Exposición; la plaza de Francia; el monumento a Cervantes; la construcción del ferrocarril de Chiriquí; la creación de los Archivos Nacionales, el Registro Civil, el Registro Público; el monumento y la plaza Vasco Núñez de Balboa; la adhesión pacífica del pueblo Guna a la jurisdicción de la República de Panamá; la organización de la Agencia Fiscal de la República; la codificación de las leyes civiles, mercantiles, penales, fiscales y administrativas; la construcción de la Escuela Normal de Institutoras; la Lotería Nacional de Beneficencia; el Hospital Santo Tomás; el establecimiento de la Isla Penal de Coiba; el asilo de infancia; la Imprenta Nacional, etc., etc., etc.

Muchos dicen que hombres como el Dr. Belisario Porras solo aparecen una vez cada en cien años. No obstante, considero que en cada uno de nosotros existe un poco de Belisario Porras. Todos queremos nuestra patria profundamente y deseamos el bienestar del pueblo. Por tal razón, debemos exaltar aquellos valores perdidos, en donde el bienestar a desarrollar no sea el propio o de unos pocos, sino de todos. Aquellos valores que él demostró, como la honradez, humildad, compromiso y, sobre todo, el amor a su pueblo, puedan servir de ejemplo a las próximas generaciones, para que lleven a nuestro país por un iluminado camino a través del tercer milenio.

MIEMBRO DE LA FUNDACIÓN BELISARIO PORRAS.

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