• 17/12/2011 01:00

La otra cara del retorno de Noriega

El exdictador Manuel Antonio Noriega regresó extraditado a Panamá, a los 77 años, en el ocaso de su vida, enfermo y paquidérmico, despu...

El exdictador Manuel Antonio Noriega regresó extraditado a Panamá, a los 77 años, en el ocaso de su vida, enfermo y paquidérmico, después de purgar 22 años de cárceles en EE.UU. y Francia. Este tirano, que instauró una narcodictadura al servicio de los intereses geopolíticos y geoestratégicos de EE.UU., en América Latina, retornó a su país, diezmado y en silla de ruedas. Fue una especie de monstruo de mil cabezas, creado por la Escuela Militar de las Américas y financiado por la CIA y el Departamento de Estado, pero que terminó como otros tantos dictadores, víctima de la política imperialista norteamericana.

Su regreso ha levantado un revuelo político en su país, porque, desde que el gobierno francés autorizó su extradición, se ha enrarecido el panorama político y de paso ha aumentado la controversia, entre los sectores que piden que revele los secretos de su régimen y que cumpla con las condenas que le impuso la justicia panameña y los que abogan su absolución por sus quebrantos de salud.

Pese a que regresó dispuesto a responder por las condenas que hay en su contra, su retorno no deja de ser una papa caliente para sus antiguos aliados y muchos de ellos miran con cautela el desenlace de su retorno, por todo lo que pasó durante el régimen y por el costo político que tendrá para ellos y para el PRD. En virtud de que el PRD, el partido que fundo Omar Torrijos, fue el bastión político que sustento el régimen norieguista y sus figuras más representativas ocuparon cargos importantes y acumularon grandes fortunas durante la dictadura.

El PRD tendrá que sortear el lastre de la sombra de Noriega de cara a las elecciones presidenciales del 2014, porque si bien su extracción de EE.UU. a Francia significó en su momento un alivio político para el gobierno del expresidente Torrijos, al mantener alejado el fantasma de Noriega, ahora las cosas no serán fáciles para el PRD, debido a que el presidente Ricardo Martinelli está utilizando estratégicamente el caso de Noriega para acallar a los líderes del PRD, el principal partido de oposición y de paso a decenas de líderes de la Cruzada Civilistas, que se han convertido en sus adversarios políticos de cara a sus intereses reeleccionistas.

A pesar de que Martinelli tiene en su nómina de colaboradores varios subalternos de Noriega en las Fuerzas de Defensa, se está aprovechando de la coyuntura de Noriega para silenciar las críticas sobre los escándalos de corrupción en su gobierno. Indudablemente que la estrategia de Martinelli es jugar con la intimidación de los secretos que tiene Noriega contra varios de los opositores y que de revelarlos causarían un terremoto político que lo beneficiaría en afán reeleccionistas.

Las fortunas de connotados empresarios y de hombres de negocios, al igual que de importantes líderes políticos del PRD y de otros partidos políticos, se robustecieron durante el régimen norieguista. Por consiguiente, el retorno de Noriega es una caja de Pandora y lo más probable es que se convierta en uno de los escollos políticos para el PRD, no solo por las implicaciones que tendrá la reactivación de los procesos sobre los crímenes durante la dictadura, en la carrera por el control del Palacio de las Garzas, sino por los escándalos que se abrirán con los pleitos que ha emprendido Noriega contra el Estado para recuperar sus bienes confiscados. Esta es la otra cara del retorno de Noriega.

*PERIODISTA Y ESCRITOR.

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