• 28/12/2011 01:00

¿Qué esperas del 2012?

D entro de poco el almanaque dejará caer otra de sus hojas, inaugurando un nuevo año, el 2012. Cada año nuevo es iniciado con muchas exp...

D entro de poco el almanaque dejará caer otra de sus hojas, inaugurando un nuevo año, el 2012. Cada año nuevo es iniciado con muchas expectativas y deseos de que sea mejor que el que acaba de partir. Una lista de promesas y objetivos solemos cargar en la mente: prosperidad, salud, que los sueños se hagan realidad y, por supuesto mucho dinero, felicidad, éxitos y perfección. Empezarás con mucho entusiasmo, que no está mal, pero al cabo de unos días, ¿qué pasa? Nada. Solo has sumado más pendientes a tu existencia.

El bendito y venerado año nuevo, sigue siendo igual. Nada mágico ha sucedido. Los problemas del año pasado son iguales a los de hoy. Solo cambió un número en el calendario. Porque, el calendario de la vida que llevas, sigue impasible.

Si a la edad que tienes no has logrado todo lo que deseas, el año que se fue no debe cargar con tu desdicha. No es el año que se aproxima el que va a ayudar a que tus ilusiones se te hagan realidad.

El cambio está en ti como persona. Solo tú y nada más que tu, tiene la clave para dejar a un lado los desaciertos que llevas a tus espaldas cada día de los años de tu vida.

Muchas veces has de pensar que la vida es cruel, que nada en tu mundo vale la pena. Si esto es así, es porque no has aprendido que las rosas son hermosas, pero tienen espinas.

Son las espinas del sufrimiento, que al mínimo descuido te hacen sangrar y es doloroso.

Aprende a disfrutar de las rosas y no te lamentes de las espinas porque siempre estarán allí. Entrégate a la reflexión, viaja dentro de ti, solo así te darás cuenta que muchas de tus tribulaciones, o de tu felicidad, es un estado mental que puedes gobernar si te lo propones.

Hemos sido criados en una sociedad de convencionalismos, se nos han inculcado valores y principios de acuerdo a como nuestros padres pensaron que era lo mejor.

Fuimos instruidos para obedecer y muchas veces acatar órdenes de nuestros superiores. Y fíjate, tú tan solo tú elijes lo bueno o lo malo. Porque la elección que tu solito hiciste, es igual que estar en un automóvil y conducir sin dirección alguna, llegarás a un sitio, pero será un sitio cualquiera.

A lo mejor estás esperando a esa persona que te saque de tu soledad, de tu pobreza, o de un trabajo que no te gusta. Alguien que te descubra y te catapulte hacia el éxito. Que ingenuo eres. ¿En verdad estás esperando que alguien te salve? Este tipo de actitud es peligrosa y dañina.

Estás poniendo tu felicidad en manos de otros, y eso no es razonable ni recomendable. Tan altas expectativas y tantas esperanzas hacen además que si la cosa no funciona, si esa persona no te elige a ti, si el proyecto se lo dan a otro, te sientas desmoralizado y amargado.

No te preocupes si te sientes identificado con ese tipo de pensamientos, es muy común. Tener esperanza no es malo. Lo malo es cuando tú no haces nada por mejorar tus circunstancias esperando que alguien lo haga por ti.

El truco está en seguir adelante pase lo que pase, es levantarte las veces que haga falta, es ser consistente e ir haciendo pequeños cambios y abriéndote a nuevas oportunidades y, poco a poco, lograrás tus metas sin necesidad de ningún salvador terrenal.

Hay momentos en que la vida se llena de grandes momentos, con tantos triunfos que sientes que todo va a estar bien para siempre.

Un mundo en el cual tú eres un ganador. Otras etapas de la vida empiezan con un día cualquiera, que al abrir tus ojos en la mañana te das cuenta que de un momento a otro todo cambió, lo que antes fue color rosa varió de matiz y se volvió completamente gris.

Tu familia se desintegra, tus amigos te dan la espalda y aquellos sentimientos que antes estaban junto a ti y eran de amor, cariño, confianza, solidaridad… ya no lo son más, las melodías del alma se han apagado y sientes que sin darte cuenta ingresaste en un camino muy difícil, estás perdido dentro de un bosque espantosamente desolado, con mucha neblina que no te permite avizorar el horizonte ni tampoco los peligros que están próximos a ti, lleno de fieras que están a tu acecho.

Pero, ¿sabes qué? Dios no te abandona, porque en medio de la nada aparece un rayo de esperanza, en el lugar en donde tú nunca imaginaste que podía existir, aquel rayo debe ser tu soplo de vida, para continuar, para no dejarte vencer por las tristezas y avanzar con la cabeza en alto, a paso firme, venciendo todos los obstáculos.

Solo cuando hayas logrado superar y atravesar aquel bosque lleno de peligros te darás cuenta que en realidad no todo fue tan malo, porque si no hubieras pasado por todo ello, nunca hubiese sido posible que te dieses cuenta lo valiente e inteligente que eres; porque fuiste, el que luchaste sin descanso y no te dejaste abatir por las dificultades de la vida.

Tú puedes, está en ti, no te detengas, no permitas que tus miedos te paralicen, enfréntalos. Anda, inténtalo y verás… Después de esto y mucho más, te deseo un FELIZ AÑO 2012

ESPECIALISTA DE LA CONDUCTA HUMANA

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