• 05/01/2012 01:00

La Tierra Nueva

A ño nuevo, vida nueva, es el refrán. Pero, ¿quién piensa en la Tierra Nueva? El concepto de un lugar físico donde los redimidos vivirán...

A ño nuevo, vida nueva, es el refrán. Pero, ¿quién piensa en la Tierra Nueva? El concepto de un lugar físico donde los redimidos vivirán con Dios es una verdad sustentada en las Sagradas Escrituras. La Biblia enseña que cuando los seres humanos mueren, duermen un sueño inconsciente del que despertarán en ocasión de la resurrección. Porque habrá dos resurrecciones. La primera se producirá con el regreso de Jesús, quien retornará al cielo con los justos vivos y los resucitados donde pasarán 1,000 años.

De acuerdo al Apocalipsis, la Tierra Nueva llegará a su existencia después de ese milenio, luego de la purificación por fuego del planeta como se conoce actualmente. En ese proceso, la segunda resurrección, los impíos volverán a la vida y junto con Satanás y sus ángeles serán destruidos. La Tierra renovada implicará la restauración que se producirá en un universo purificado. En La Biblia, el término cielo significa lo que está arriba o encima y es caracterizado como la morada de Dios. La Biblia afirma clara y reiteradamente que Dios mora en el cielo, símbolo de su autoridad, y desde allí rige los destinos del universo. Ese lugar será trasladado a la Tierra Nueva.

Sobre una Tierra Nueva, tanto en términos de tiempo como de forma, diferente a la actual, abundan el Antiguo y el Nuevo Testamento. Resaltan que los moradores de la Tierra Nueva no tendrán recuerdos de la Tierra anterior y tratan de expresar por medio de símbolos la vastedad, la simetría perfecta y su esplendor. Pero toda descripción desafía la comprensión humana. Ninguna mente finita puede comprender la gloria del Paraíso de Dios.

El apóstol Pablo afirmó que cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Jesús se refirió al cielo como el lugar del que Él había venido y donde los justos serán recompensados. Habló de la vida eterna como una era por venir, un tiempo cuando los salvados participarán del reino celestial.

La Biblia da información sobre quienes serán idóneos para vivir en la Tierra Nueva y acerca de los que se excluirán voluntariamente de habitarla. Los que entrarán en la ciudad santa serán los que caminan en integridad y justicia, hacen lo recto y hablan la verdad en su corazón. Los que aborrecen las ganancias de violencias, los que sacuden sus manos para no recibir cohecho y los que tapan sus oídos para no oír propuestas sanguinarias. Los que cierran sus ojos para no ver cosas malas, los que no calumnian con su lengua, ni hacen mal a su prójimo, ni admiten reproche alguno contra su vecino.

El propósito de la creación de Dios era que los seres humanos hechos a su imagen tuvieran una vida eterna, bienaventurada y que ejercieran un dominio benigno sobre todo el mundo y sus criaturas. El curso de la historia de la redención es la historia de la restauración de la creación desde su actual estado mortal al estado original. Entre el Edén y la Tierra Nueva se extiende todo el periodo de la historia de este mundo. La historia de desobediencia a ley de Dios y el sufrimiento humano, del sacrifico de Jesús y su victoria sobre Satanás, la muerte y el pecado.

Creer en la Tierra Nueva es un factor importante que sostiene la fe del cristiano y ofrece beneficios prácticos para su vida espiritual. La creencia en el reino futuro produce un dinamismo más positivo y constructivo para la vida temporal en este mundo. El cristiano que hace planes y se prepara para la eternidad llevará una vida honesta y sincera en la Tierra. Los que entren en el reino eterno serán quienes han establecido el reino de Dios en sus corazones al entregar su voluntad a Jesús y aceptarlo como Señor y Rey de sus vidas.

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